
De los males más conocidos, la violencia y el odio, y de los más naturalizados, la violencia simbólica. Pareciera que logramos transformar la capacidad creativa de los seres humanos en sofisticadas formas de violencia que se expresan de maneras poco visibles y que son «socialmente» aceptadas. También es de sospechar, que estas maneras de relacionarse y de ejercer control de unos sobre otros, es posiblemente la forma más fácil que hemos encontrado para canalizar el miedo a lo diferente, al otro, a lo nuevo y al cambio entre muchos otros activadores de los temores sociales. Como una forma de compensar el repudio y la censura a la violencia más tradicional, reaparecen sutiles vías de control, de dominación y de ejercicio […]