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Diego Morollón Del Río.
Estudiante de doctorado de Estudios Latinoamericanos en la Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México.
diegomorrollon@comunidad.unam.mx

 

Resumen: En este artículo se intenta lanzar una interpretación mediadora entre la filosofía latinoamericana (del siglo veinte) y la situación europea actual. Dado el recorrido histórico del continente Latinoamericano nos parece el momento indicado, contando también con los procesos políticos vigentes de la región, de poder compartirse su saber hacia otros ámbitos sobre todo cuando éstos tienen características análogas. Es por ello que intentamos sugerir humildemente que ciertas ideas latinoamericanas puedan ser consideradas argumentativamente en el contexto de convulsión social en Europa.

El objetivo del trabajo es asimismo proponer una labor posterior más profunda, señalando que esa tarea debería ser realizada de manera colectiva y no sólo individual. A su vez teniendo en cuenta como claves los autores que se citan en el texto para poder entender mejor la realidad europea y de sus periferias.

Las indicaciones sobre esta cuestión aparecerán entre corchetes y en cursiva.

Palabras clave: Filosofía latinoamericana, crisis europea, decolonización, política latinoamericana, liberación.

 

Abstract: In this article we try to expose an interpretation situated between the Latin-American philosophy (in twentieth century) and the situation in Europe. Seeing the path of history in the Latin American continent we consider the moment indicate (also because several politics in the region) to think ideas from the liberation point of view to the Spanish and south European perspective. Considering both contexts we suggest through arguments, these ideas can be thought as well in south Europe movements.

The objective of this paper is also propose and suggest deeper later works, trying to do it from a communitarian perspective and not just individual. At the same time exposing several philosophical Latin American quotes that we can consider for this future purposes.

The suggestions about the main issue will appear between […] and cursive.

Key words: Latin-American philosophy, Euro-crisis, decolonize knowledge, Latin-American politics, liberation.

 

Recibido 22 de octubre – Aceptado 8 de Noviembre.

 

Es en la realidad mediadora,

y en la consciencia que de ella tengamos,

donde educadores y pueblo

encontraremos el contenido programático de la educación

(Freire, 2008: 101. La traducción es nuestra)

Introducción

No es de extrañar que si se estudia Filosofía latinoamericana y queremos ser coherentes con ella, miremos el contexto propio para analizarlo y comprenderlo, además de transformarlo. Esto es así ya que a nuestro parecer, una idea común a muchos autores del pensamiento forjado en América Latina, es comenzar por lo real, acudir a la vivencia y a la experiencia colectiva y nacional para desarrollar una teorización o formulación de categorías en torno a ellas.

Tres núcleos fundamentales como son la Filosofía de la Liberación, la llamada Teoría de la Dependencia, y la Teología de la Liberación, consideran la realidad como punto de partida y punto de llegada. Y esto nos parece tener suficiente peso como para comenzar también nosotros mismos (estudiantes de la filosofía latinoamericana) por la realidad que, aunque cambiante y distinta a lo largo de la historia, sigue delante de aquel que analiza y trabaja intelectualmente. Un ejemplo de lo que comentamos es la idea dusseliana (Dussel, 1998: 66 – 67) de que tales planteamientos latinoamericanos no hacen sino liberar la filosofía en sí, tal y como está hecha actualmente por la mayoría de los filósofos en Europa y Estados Unidos. Donde, si nos fijamos en la política, la sociedad, la economía, que constituyen núcleos humanos reales (objetivos fundamentales pero no únicos, por ejemplo, de la Filosofía de la liberación), acabaremos por redimir al pensamiento de aquello que lo tiene enclaustrado en un academicismo inútil. [La primera sugerencia por tanto, hacia una actividad filosófica liberadora desde el Sur de Europa, sería: La filosofía ha de girar hacia la realidad]

Otro autor representativo que corrobora la cuestión de apelar a lo existente para hacer filosofía es Salazar Bondy. En su obra ¿Existe una filosofía de Nuestra América? [1] Reivindica el atender al contexto y la circunstancia del filósofo latinoamericano para poder ejercer su trabajo con una productividad que desborde el discurso. Pero Bondy en su planteamiento va más allá, puesto que no pierde el horizonte al que apunta la filosofía como disciplina: lo universal; que hace que “la cuestión no esté, pues, en hacer filosofía española o americana, sino en hacer, españoles o americanos, filosofía” (Bondy, 1974: 76).

Si articulamos el consejo de Bondy junto con lo que acabamos de comentar sobre lo real particular, tendremos un proceso ascendente y descendente en el que si bien partimos de la realidad para transformarla, como hacen en Latinoamérica con sus propios problemas filosóficos, es legítimo que el resultado intelectual de tal particularidad pueda ser pensada en otro ámbito o lugar (en el caso de que la realidad sea coincidente). Es decir, que, aunque nuestro contexto no sea exactamente el latinoamericano, en este caso es el español o también el de la Europa periférica, podemos partir de su reflexión para compartir bases filosóficas y ampliarlas en otros lugares.

Tal idea es asimismo sugerida por las conferencias de Dussel a lo largo de Europa y el mundo. En dos casos, una charla dictada en la Universidad de Murcia en España, y en una exposición sobre la Teología de la liberación en Noruega (ambas en 2012),  Dussel ve con claridad que la filosofía latinoamericana ha pensado algunos de los problemas que ocurren en Europa hoy. De la misma forma, Julio Anguita, ex coordinador del Partido Comunista Español, inicia su conferencia en Valencia el 18/11/12 diciendo “lo que está pasando en Europa ya lo sufrieron los gobiernos de América“.

Al respecto el filósofo mexicano Leopoldo Zea comentaría:

Las filosofías realizadas, las emanadas de una cierta circunstancia, de los problemas de una cierta realidad, pueden de alguna forma servir a la solución de los problemas de otra realidad, dar luces sobre la misma, aunque las soluciones que ofrezcan no sean necesariamente las mismas. Tomar, seleccionar, elegir esta o aquella solución filosófica para ayudar a resolver la propia no implica renunciar a esa forma de originalidad (Zea, 1989: 30).

También se ve claramente que la obra del portugués Boaventura Santos está orientada en esta dirección. En varios de sus artículos y libros así lo aclara. Pero además igualmente en su trabajo al referirse a la realidad, éste autor piensa desde las mismas premisas que nosotros intentamos proponer aquí. Un ejemplo sería:

Siendo siempre complicadas las comparaciones [se refiere a la comparación, obviamente, entre Europa y Latinoamérica], sería de esperar que los jóvenes griegos, portugueses y españoles, gobernados por gobiernos conservadores que les están secuestrando el futuro, tanto en el empleo como en lo que a salud y educación se refiere, se revolvieran en las calles más intensamente que los jóvenes brasileños, gobernados por un gobierno progresista que ha promovido políticas de inclusión social, aunque minado por la corrupción y, a veces, equivocado con respecto a la prioridad relativa del poder económico sobre los derechos de ciudadanía (Público, 26/06/13, el paréntesis es nuestro).

Asimismo, como algunos/nas habrán dado cuenta ya, el pensamiento latinoamericano es una tradición de cientos de años que se sepa, y es difícil incluso su acopio bajo ese mismo nombre. Ya descartamos como infundada una aplicación de toda esa historia a la situación española, por tiempo y capacidad. Nos ceñimos aquí a lo que encontramos en el pensamiento latinoamericano que resulte útil a la realidad española, sobre todo al legado del siglo veinte.

Respecto al título “ideas filosóficas latinoamericanas” para la “Europa del Sur”, otras tantas aclaraciones merecería la pena hacer. Entre ellas una que apuntara a que la cuestión de que esta tarea, es ya de por sí y para una sola persona, imposible. Principalmente porque habrá una bibliografía inmensa que se nos escapará por lo dilatado de la misma. El hecho es que la filosofía latinoamericana como filosofía sin más (Zea: 1989) es una de las creaciones más amplias de la humanidad en cuanto a la sistematización del pensamiento se refiere, por su profundidad y riqueza. Pero esto, que ya vemos indiscutible, nos lleva a otra conclusión cierta al mismo nivel: igual que es una filosofía “oceánica”, un océano de autores y autoras, sabidurías, etc. es también de las más ignoradas (injustamente a nuestro parecer), una de las más marginadas, olvidada. Sin embargo esta afirmación va más allá de la reacción académica que puede suscitar. Es algo problemático y contradictorio pues el choque no es sólo entre academias sino en formas de ver el mundo, y en el poder que está detrás de esas esferas.

Además de lo dicho, naturalmente, el pensamiento que Latinoamérica propone, no estará ni mucho menos descontextualizado (hay una vinculación entre el texto y lo que lo rodea, al más puro estilo freireano (Escobar, 2012: 167-172 [2])), es decir, en el mismo sentido de lo dicho sobre lo real anteriormente, creemos que hay suficientes pruebas existentes que acompañan a nuestro pensamiento, como los testimonios que explicaremos más adelante.

La formulación de la cuestión.

A estas ideas, para ir progresando, podemos añadirles una condición de posibilidad en la que sean factibles de ser desenvueltas, y que ha sido nombrada ya de pasada: una realidad coincidente en algunos aspectos. Es decir, que si pretendemos analizar un contexto propio con términos latinoamericanos, debemos concordar en los objetos a analizar, para no aplicar nombres erróneos a referencias claras. En este caso, la filosofía latinoamericana nos ayudaría a nombrar la realidad, a localizar fenómenos que desde nuestro horizonte interpretativo filosófico pasan desapercibidos. Esto se haría, siguiendo también cánones del pensamiento latinoamericano, coincidente en que su centro sea el oprimido. [Por tanto, de aquí podríamos sacar otra pista para hacer filosofía liberadora desde el sur de Europa: centrarnos en el oprimido] Aun sonando tal vez inocente o cándido, nos parece que tenemos que recalcarlo.

Pero esto, de soslayo, significa que en Europa, en concreto en Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia, Chipre, estén ocurriendo procesos comunes a los que tuvo que enfrentarse la filosofía latinoamericana durante los sesenta y setenta, hasta hoy. Y también significa, que el objeto central de un hipotético estudio liberador, el oprimido, deba ser una realidad compartida en los países y zonas nombradas.

Pero ¿es esto cierto? ¿Hay un oprimido hoy en Europa así como existió y existe todavía hoy en Latinoamérica? Ya desde el comienzo contestamos que no. Sería cínico e incierto afirmar que el sufrimiento en América Latina por causa de circunstancias políticas y sociales como la Operación Cóndor o la Conquista española y portuguesa, con las atrocidades que ellas produjeron y las cuales todavía perviven hoy en diferentes modulaciones, son parejas a los sufrimientos que padecen los cuerpos de los extrarradios europeos. Así, negamos para poder continuar, que se alcance a comparar más bien un oprimido con otro. Empero, reconocemos ante la evidencia de los ecos y situaciones de la Europa periférica, que también existe una opresión, de diverso grado, que no por ser de distinto grado, deja de ser opresión. Y este argumento de no comparación pero de causas y consecuencias (que pudieran llegar a ser) parecidas ante una opresión, pensamos puede seguir siendo argumentado con dos razones.

La primera es que los motivos son los mismos. Es decir, los porqués que provocan el sufrimiento del otro, el no dejar al otro ser más, diría Freire, están presentes hoy en Europa por parecidos motivos sistemáticos. Éste autor sobre la opresión comenta que existe cuando se constituye en un acto prohibitivo (que parte de un opresor) de ese ser más de los seres humanos, o cuando, por un motivo cualquiera los hombres y las mujeres se sienten prohibidos de actuar, descubriéndose incapaces de usar sus facultades “ […] cuando se constituye en un acto prohibitivo de ser más del ser humano“ (Freire, 2008: 49, la traducción es nuestra).

Con base a esa definición, el egoísmo, la usurpación de los recursos de los pueblos, el engaño, la violencia represora, la alienación son causas comunes de la misma opresión en diversas zonas del planeta. Y se encuentran en una agudeza ascendente en España (y con sus debidos matices, también en el resto de la zona periférica europea) [3]. Todo ello bien examinado, como se conoce, en el clásico autor Karl Marx (Marx, 2012). Quien ha sido reinterpretado para actualizarlo desde una vasta tradición de varios autores latinoamericanos ((Hinkelammert, Mora: 2005) (Mariátegui, 2007)).

La segunda razón, para bordear la dificultad de la comparación entre oprimidos, pudiera basarse en la conciencia de la prevención de situaciones. Lo que quiere decir que podemos estar yendo por caminos parecidos en Europa, a los que anduvieron ya las clases sociales y comunidades de América Latina durante los años sesenta, setenta y ochenta y que han sido pensados en profundidad por sus protagonistas, de los cuales, debemos aprender sin duda. Así que merece la pena, en cualquier caso, ir abriendo camino en cuanto a lo que podemos escuchar [4] de otros que han tenido experiencias semejantes a las que nos vemos expuestos en la actualidad.

Tal distinción entre oprimidos se nos hace pues necesaria para no cometer el error de malinterpretar la filosofía latinoamericana, en el sentido de que, si fallamos en la comparación de contextos malinterpretaremos las ideas y por tanto, también lo que pretendemos con ellas: cambiar la realidad para mejorar, hacia una no-opresión, hacia una liberación propiamente dicha. Siendo que ningún proceso de transformación de la realidad puede ser “calco y copia” en la expresión de Mariátegui (Casanova, 2012: 1) de otra, pero sí pudiendo haber intercambio de información, pareceres, reflexiones y propuestas para el pensamiento, que lleven a un enriquecimiento mutuo.

¿Cómo haríamos un trabajo futuro, con las intenciones que nombramos, para no cometer errores en los que puede caer una recreación filosófica en una realidad en sentido estricto diferente aunque similar en algunos aspectos? Ésta sería la gran pregunta metodológica. La respuesta a ello podría ser adoptando una postura dialogante, no olvidando ese factor desde una perspectiva multipolar. Y sin olvidar tampoco que los problemas de hoy vienen de una realidad histórica. Marcada, digamos, por la dialéctica anterior. Esa dialéctica es interpretada desde nuestro parecer como interdependiente.

Para un europeo consciente de su historia, en verdad la crisis ya vendría de atrás (por ejemplo desde la Segunda Guerra Mundial). Reflejada incluso en el pensamiento posmoderno [5].

Dos ejemplos de la hipótesis principal.

Pasemos ahora a proponer algunos ejemplos reales que apoyan la hipótesis principal que estamos manejando, y que nos ayudarán a seguir introduciendo el tema para posteriores trabajos. Dado que, nuestra propuesta aquí no es zanjar el tema, sino más bien abrirlo y contribuir a su apertura. Citemos a la intelectual que hace poco tiempo, en un medio de comunicación argentino (Página 12, 2012, 21 de octubre entrevista de Javier Lorca), hizo una afirmación que ya a muchos no nos sorprendió. Nos referimos a la declaración de la politóloga belga Chantal Mouffe acerca de que “hay que latinoamericanizar Europa”.

La escritora posmarxista se encontraba en Buenos Aires cuando despertó la conciencia del paralelismo al cual nos estamos refiriendo en estas páginas. Por supuesto, a quien vive y habita en Latinoamérica y al mismo tiempo, conoce en profundidad el contexto europeo, no encontró desprevenido el análisis de la entrevista, que contemplamos en muchos puntos, matizable. La conclusión de la misma es que las democracias de América Latina han sabido conjuntar, a través de múltiples contradicciones, un “capitalismo sujeto a la soberanía del pueblo”. Si bien esto nos parece algo precipitado de afirmar en un principio, es cierto que si comparamos tal idea con la directa eliminación de partidos políticos e ideologías a la que Europa y Estados Unidos se ven abocados en estos momentos, el paradigma democrático de Latinoamérica nos sería de utilidad para al menos pensar nuestros contemporáneos modos de organización social.

Sin embargo, hay dos puntos que ya desde un principio queremos destacar de ésta entrevista en beneficio de nuestro trabajo. Primero, que da cuenta de la situación comparativa a la que estamos apelando en estas líneas. Y segundo, creemos que a pesar de aludir a lo que argumentamos, no lo propone en el estilo en el que lo haríamos para próximas reflexiones. Y esto refiere a que la recreación propuesta, ha de atender también a la interdependencia entre ambos contextos:

El subdesarrollo está conectado de manera estrecha con la expansión de los países industrializados; El desarrollo y subdesarrollo son aspectos diferentes de un mismo proceso universal (Dos Santos, 2002: 25).

La comparación a lo Mouffe se realiza desde los propios conceptos europeos, y poniendo tales términos en una realidad que se quiere hacer europea. Es decir, inventa componentes latinoamericanos europeizados y no desde la misma matriz del pensamiento en América Latina. En una tendencia que bien corresponde con su historia, el intelectual español [6], por ejemplo, se siente incapaz o impedido por sus propios prejuicios y cerrazón, de reflexionar otro pensamiento (con todas las consecuencias) que no sea el suyo propio (a su vez falto de una decolonización: germanófilo, anglófilo o francófilo, ni siquiera atento a su tradición).

Es decir, estamos ante un problema con muchas ramificaciones, ante un desafío. Sin embargo, lo que en un principio parece una declaración programática de escuchar al otro, no puede acabar siendo una “europeización de las ideas latinoamericanas”, como si éstas hubieran sido inventadas también en Europa [7].

Esta actitud proviene de la estrategia que siempre siguió el eurocentrismo con respecto a América Latina. El cara a cara entre ambas regiones implicó que una de ellas sufriera el colonialismo. Y no se ha abandonado tal hacer, sólo se ha cambiado el foco. De Latinoamérica o la India (indias occidentales e indias orientales) al extra radio de Europa, se ha movido el área colonizada pero se sigue con la misma maniobra. De hecho, según el intelectual caribeño Aimé Césaire, en las causas de la Segunda Guerra Mundial, se encuentra el colonialismo que Europa proyectó desde el inicio de la Modernidad. Por tanto lo que sufre hoy Europa es también consecuencia de su acción sobre otros. Por eso los países de esa zona periférica son llamados PIGS (literalmente, cerdos) o GIPSI (en un racismo que ya vaticina las intenciones de tal calificativo), aludiendo las siglas que conforman las iniciales de los países de la Europa del sur junto con Irlanda. Pero en esta idea hay un trasfondo ontológico superior al que podamos acceder en la primera impresión.

Tal trasfondo “ontológico”, por llamarlo de alguna manera reconocible para la audiencia filosófica, debería ser analizado también pues lo que intentamos es que Europa corrija sus propios errores desde una doble perspectiva. Por un lado, y como creemos que ha quedado claro ya, enfrentar las opresiones que desde la misma Europa se producen en sí. Por otro lado, desarticular y criticar que ella misma haya aplicado esta estrategia “colonial” (por reducir todo el mal a un solo término) a otros. Así, no hemos de olvidar que el histórico de Latinoamérica y de Europa, siempre fueron juntos, forman parte de una relación más compleja que se olvida desde una perspectiva eurocéntrica.

Los países subdesarrollados no son sistemas independientes sino parte de una totalidad del mercado mundial donde juegan una función subordinada, dentro de un horizonte histórico de referencia (Dussel, 2013: 10.17).

Esto es una circunstancia que debiéramos de tomar muy en cuenta a la hora de pensar una filosofía liberadora desde el contexto europeo.

De hecho, pensamos que es en esa raíz donde está el problema ya que lo que algunas veces se hace a otros, si esto no es evitado por barreras “superyoicas”, se puede acabar aplicando a uno mismo. Con todo ello, queremos decir que lo colonial, es opresor en sí, dando igual quien sea la colonia (parece cándido afirmarlo pero detrás de ello existe algo complejo). Pero la doble crítica que proponemos la sugiere Mouffe sólo en un sentido, en el de ver a Latinoamérica como Estrella Polar, pero no como lo que hace también criticar a la misma Europa. Crítica que pensamos necesaria incluso para “liberarse” a ella misma desde una filosofía latinoamericana en el contexto europeo.

En estos sentidos es cuando se puede hablar de “una latinoamericanización de Europa”. Es decir, no sólo nos referimos a la recreación de ideas que nos pueden servir en el entorno europeo (sobre todo de la Europa periférica y de la periferia de ésta, África, Europa del Este), sino también, de la crítica que se puede hacer a la Europa periférica desde esas mismas ideas. Es en ese caso cuando no pierden su verdadero contenido y cuando estaríamos haciendo “una latinoamericanización de Europa” en la dirección en la que nosotros proponemos.

Detrás del nuevo colonialismo hay toda una historia, todo un ser que vertebra el modo de desarrollarse europeo en su política, en su economía, sociedad y hasta en su religión y arte. Por eso decimos que es ontológico: va en el ser europeo la colonialidad y ahora se aplica además de a otros continentes, al extrarradio europeo, precisamente a aquellos que iniciaron el colonialismo, sufriéndolo (ironías del destino) las carnes de portugueses y españoles.

La otra referencia que queríamos comentar para seguir probando indicios de nuestra hipótesis, atañe a un protagonista de la historia actual de América Latina, un actor de lo que ya algunos han venido en llamar “la segunda independencia de la región” (Dussel, 2007) o su de-colonialidad (Grosfoguel, 2012). Hablamos de Rafael Correa. Quien en una intervención en la cumbre Iberoamericana que celebraba el doscientos aniversario de la constitución de Cádiz, en diciembre de 2012, alegó las siguientes palabras acerca de las políticas económicas europeas del momento:

Recetas que son las mismas que impusieron a los países de Iberoamérica. Cuando hace muchos años teníamos que afrontar crisis de naturaleza y proporción similares o aún mayores. En Latinoamérica, también fuimos víctimas de la colisión entre el capital financiero y la burocracia chantajista de ciertos organismos internacionales para el expolio de nuestros países y la imposición de agendas políticas de austeridad que afectan a las mayorías y sólo benefician a unos pocos. Las políticas de austeridad en un contexto de recesión y desempleo sólo profundizan y alargan la crisis, garantizando los retornos del capital financiero y el pago de una deuda pública en parte incluso ficticia, ya que es deuda con sus propios bancos centrales (2012, 17 de noviembre).

Lo cual nos puede llevar a otra recomendación que sólo apuntamos para otros trabajos, pues sería también extensísima, acorde con los estudios de Dependencia en América Latina: [tercera sugerencia] Tener en cuenta que en la actualidad global los países desarrollan múltiples mecanismos dependientes entre sí y sobre todo entre grandes transnacionales y los mismos Estados. La Unión Europea es un ejemplo clamoroso de lo que comentamos (nuevo tratado de comercio, por poner sólo un ejemplo, otro sería toda la política realizada por el BCE). Los mecanismos a los que aludimos, se han profundizado enormemente en América Latina (Bagú, Dos Santos, Marini, Dussel, Cardoso, Faleto). No estaría fuera de lugar atender a estos autores en el momento en que queramos comprender las realidades dependientes en la Europa del Sur, y de ella misma con otros países del “sur global”.

La cita de Correa, que a cualquier español ya le puede ir sonando familiar, pues en los tiempos que corren todo está conectado y las noticias vuelan a velocidad del relámpago por todo el mundo, es algo sobre lo que hay que profundizar y reflexionar detenidamente para poder llegar a cualquier tipo de acción transformadora de la realidad que concisamente, gracias a su Filosofía, Rafael Correa enuncia ante los gobernantes de España y Portugal entre otros. De manera que aunque a algunos ya nos parezcan claras y evidentes ciertas cuestiones que mencionamos, no nos parece superficial el abordar una “latinoamericanización de Europa” en un sentido originario, y con atención a la reflexión trabajada que Latinoamérica lleva haciendo desde hace cincuenta años sobre los mismos problemas (o parecidos, el matiz es muy importante) que ahora tiene Europa [8].

Por supuesto, si esto no va acompañado también, de un análisis de las causas que han provocado tal situación e incluso de aquellas que están en relación con el propio continente Latinoamericano, no entenderemos tampoco el problema. Véase que Rafael Correa, acerca del escenario de Europa en estos momentos, también incide en que en Ecuador y Latinoamérica, han debido afrontar crisis de “naturaleza y proporción similares”, en lo que estamos de acuerdo, pero también añade a eso “o aún mayores”. Planteamiento que concuerda asimismo con la distinción entre oprimidos de la cual hablamos en la comparación de realidades sobre las cuales estamos comentando. El “aún mayores” refuerza nuestra convicción de hablar de oprimidos que deben de ser atendidos en este instante sin demora (al principio o al final, como punto de partida o como finalidad última), en el momento histórico en el que se nota cada día más que los pueblos desfavorecidos, que pasan hambre y guerra, sufren esas condiciones porque otros quieren, porque las causas son el mismo egoísmo y avaricia que las provoca [9]. Sobre este asunto indagaríamos poco a poco, en un planteamiento más profundo del tema, pues no podríamos dejar fuera esta realidad mundial que nos atañe a todos los seres humanos. Es decir, que ésta es la primera realidad en cuanto a que es la prioritaria. Aunque si bien, cabe añadir, las situaciones que se producen en todos aquellos lugares que aun perteneciendo al “Primer mundo” [10], son también oprimidos. En esta condición entra de lleno la Europa periférica y el África del norte, y además de una forma muy particular ya que sus dimensiones son enormes y conflictivas en su conexión con otros países.

Hablemos con datos concretos ahora en relación con la situación concreta de España:

  1. El número de desempleados en España ronda ya los seis millones de personas, en concreto 5.778.100 familias afectadas por el drama. Alcanzando su cota más alta, fíjese bien en el dato, de toda su historia (cifra de hace pocos meses (Liébana, 2012)).
  2. El 21,1% de la población española vive por debajo de lo que se llama el “umbral de la pobreza”, según UNICEF [11]. Es decir, unos 2.267.000 niños y en total 9.225.500 personas (un cuarto de la población total) que no pueden tener derecho a una vivienda o a las necesidades más básicas como alimento o vestimenta.
  3. Una cuarta parte (1/4) de los últimos presupuestos del estado irá a pagar sólo los intereses de la deuda, intereses nada más, no la deuda en sí del país. Lo cual significa que el total de lo amortizable asciende literalmente al 90% (Liébana, 2012) (hoy ya al 100%) del Producto Interior Bruto del país. Deuda impagable que pone a toda la estructura económica subordinada a los mandatos de Bruselas y el Banco Central Europeo [12].
  4. Usurpación de bienes públicos para pagar la deuda anterior. Bienes comunes como la educación (ya prácticamente privatizada a nivel superior), la sanidad (en proceso de desarticulación a raíz de recientes reformas) y la “banca pública”. Sin contar distintos sectores ya privatizados que formaban parte de la estructura pública del país: la red eléctrica, la red telefónica, los transportes públicos, las carreteras y demás infraestructuras de comunicación.

Estos son los problemas más graves que repercuten en muchos otros tales como el ascenso al poder de grupos pro-nazis, un reavivamiento del racismo y la exclusión social. Situaciones que responden a la violencia ejercida por los estados que reprimen la protesta alzada en contra de sus medidas neoliberales. Sin embargo, queremos hacer un alto acerca del último punto anterior descrito. Los tres problemas, que se pueden resumir en Paro, Pobreza y Deuda, son graves y desencadenantes de todos los demás, empero, el cuarto punto es interesante ya que juega un papel primordial a la hora de entender el proceso de destrucción del estado de bienestar que se construyó durante los años siguientes a la finalización de la (mal llamada desde el punto de vista latinoamericano) Segunda Guerra Mundial.

Por último, antes de añadir unas conclusiones. Y con más asimetría si cabe entre la importancia del asunto y su tratamiento del tema aquí. Descuidándonos de ello por la brevedad que debemos darle a la forma de este trabajo, pero sin querer dejarlo de lado. Hemos de destacar el rol que juega ante la crisis, una de las más importantes instituciones en España como es, la Iglesia Católica. Esto entronca a su vez con un amplio apartado histórico que debiera examinar esta cuestión. Pero acabando con una interpelación al “ciudadano de a pie” podríamos preguntar: ¿De qué lado se encuentra la religión que, tal y como estableció su fundador, debería de estar con los pobres? ¿Qué instancias teológicas puede argüir la Iglesia católica en España para defender las reformas del gobierno actual y pasado? Con estas preguntas estimulamos igualmente no dejar de lado la parte espiritual del ser humano para con ello intentar abrir frentes de cuestionamiento en ese campo.

No podemos otra cosa que preguntar respecto a ideas que abrirían sin duda campos que se han trabajado también desde España (Estrada, 1996), por teólogos españoles que apoyaron la Teología de la liberación. Desde nuestra propuesta, añadimos a esas reflexiones una Pedagogía de la liberación con Paulo Freire o una Filosofía de la liberación con Enrique Dussel. Tareas magnas que sólo se pueden llevarse a cabo mediante grupos de investigación y no individualmente.

Conclusiones.

Independientemente del grado de polémica, compromiso, complejidad, que el texto nos cause, hay una cuestión que empieza a estar en la atmósfera intelectual de aquellos que sufren el exilio desde España hacia Latinoamérica: el saber filosófico producido en América Latina es una fuente conveniente a la hora de leer la realidad europea. Como hemos visto, ya hay varios autores y autoras que lo estimulan, nosotros sólo hemos querido hacerlo de nuevo explícito con los argumentos propuestos. Sin embargo, es probable que “dando la vuelta a algo no lo pongamos directamente al revés”. Es decir, que todavía, la realidad sea tan compleja que no sea fácil de descifrar pues para ello hemos de remitirnos de nuevo al diálogo con el otro y la otra, al interdisciplinar, a lo comunitario.

El girar hacia la realidad, fundamentando nuestro conocimiento en una lucha contra el eurocentrismo, que tanto daño hace a nivel epistemológico como real. O preguntarnos sobre una filosofía española propia, fundamentada en nuestra tradición. Al igual que centrarse en el oprimido y hacerlo de modo comunitario atendiendo asimismo a los mecanismos dependientes de nuestras sociedades provocados por las multinacionales; han intentado ser las claves de nuestra exposición. Todo esto en una recreación de textos y transformaciones provenientes del contexto Latinoamericano.

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Biagini, H. Roig, A. (Comp.) (2007): América Latina hacia su segunda independencia, Memoria y autoafirmación, en donde se encuentra el artículo de Dussel, E. Hacia el 2010: a dos siglos del proceso de emancipación. ¿Un nuevo encubrimiento del otro? Aguilar, Indugraf.

Zea, L. (1989): La filosofía latinoamericana como filosofía sin más, Siglo XXI, México.

Zea, L. (1972): América como conciencia, UNAM, México D. F.


[1] La pregunta, que ya muchos ven improcedente, nosotros la mantenemos pues a partir de la misma se fortifica la actividad de la disciplina. Planteándonos de nuevo cómo debe ser tal filosofía y así cumplir con su rol cuestionador. Creemos que en muchos lugares debería repetirse tal pregunta pues ayudaría a conformar una identidad filosófica propia, por ejemplo, en España. [Esto da lugar a una segunda sugerencia, formulada como pregunta: ¿Hay filosofía, de España y sobre ella, en la actualidad? El matiz de la proposición es importante (Cerutti, 2006)]

[2] En ningún momento habrían sido posibles las ideas de estas páginas sin una lectura profunda de Paulo Freire con ayuda de su discípulo directo Miguel Escobar, a quien le debemos la comprensión recreativa del brasileño para dar lugar a una reflexión sobre nuestra circunstancia a través de conceptos pulidos en América Latina.

[3] El autor griego Jason Manolopoulos ha señalado lo mismo que nosotros en el capítulo de su libro Greece’s “odious” debt llamado From Buenos Aires to Athens (Manolopoulos, 2011). Seguimos encontrando autores que apoyan nuestra propuesta, pero queremos incluirlos no sólo por ser fuentes que fundamentan sino para ser conscientes de que el diálogo entre ellos ha de ser crucial para nuestro propósito.

[4] Hay que señalar en este momento que nuestra actitud concuerda con un aprender a escuchar, tal y como lo elabora Carlos Lenkersdorf en su última obra tojolabal Aprender a escuchar. Este aprendizaje todavía debe ser elaborado siguiendo el pensamiento de pueblos de Abya Yala que tienen mucho que decir acerca de las nuevas situaciones históricas que se están planteando a nivel global (decadencia civilizatoria o civilización de muerte). Falta mucha base pedagógica y teórica para comprender tan profundos planteamientos, este trabajo debe al menos mencionar la cuestión que es asimismo inabarcable en número de estudios y erudición.

[5] “El posmodernismo celebratorio, en su rechazo del paradigma moderno, reniega también del discurso crítico que la modernidad (occidental) había creado y de las grandes narrativas emancipatorias que propició” (Prólogo de José Gandarilla, página 10, Boaventura, 2009).

[6] Como en todo, hay excepciones, en el libro, Invitación al federalismo, España y las razones para un estado plurinacional (Tapias, 2013), ya se ve cierta influencia de concepciones políticas de América Latina en el concepto de “plurinacional”. En un enfoque para anunciar vías alternativas a la crisis política en España.

[7] “La filosofía como las ideas filosóficas no son algo dado en exclusiva a determinados pueblos y hombres, tampoco son algo que se herede, sino algo que se hace y se necesita para enfrentar una situación histórica, como respuesta a las necesidades más apremiantes de la existencia” (Magallón, 2007: 22).

[8] El autor europeo, sin lugar a dudas, ya habrá entrevisto que una “latinoamericanización de Europa” está ligada a una cuestión de poder. Esta idea que llevamos introyectada desde nuestra niñez, es algo sobre lo que nos proponemos reflexionar también. Es decir, desde la perspectiva de la Pedagogía de la Liberación, por ejemplo, jamás podría ser admitida tal opresión que pudiera provenir del mismo oprimido.

Daí a afirmação anteriormente feita, de que a superação autêntica da contradição opressores-oprimidos não está na pura troca de lugar, na passagem de um polo a outro. Mais ainda: não está em que os oprimidos de hoje, em nome de sua libertação, passem a ter novos opressores” (Freire, 1987: 24).

La cual es una de las razones de por qué Europa no puede ser liberada por sí misma. Piensa desde su “mismidad” que el otro va a ejecutar lo mismo que ella hizo, proyectando su propia lógica sobre el externo. Estamos convencidos que si por algún remoto lugar, y también gracias al sufrimiento profundo de que ha sido objeto el oprimido, se entrometiera algún tipo de opresión ejecutada por parte del oprimido mismo, la filosofía latinoamericana pensaría esto como un fracaso de su actividad.

[9] El filósofo de Martinica dice al respecto:

Europa se ha inflado de manera desmesurada con el oro y las materias primas de los países coloniales: América Latina, China, África. De todos esos continentes, frente a los cuales la Europa de hoy eleva su torre opulenta, parten desde hace siglos hacia esa misma Europa los diamantes y el petróleo, la seda y el algodón, las maderas y los productos exóticos. Europa es, literalmente, la creación del tercer mundo” (Fanon, 2011: 66).

[10] La expresión “Primer mundo”, “Tercer mundo” y la que alude al desaparecido “segundo mundo” (el bloque comunista) deben ser más bien una consideración geopolítica y no geográfica. Se nos hace necesario explicarla pues nuestra tesis tiene relación con esta conceptualización que no corresponde con ninguna clasificación de “mejor a peor” y que hizo famosa el escritor y sociólogo Alfred Sauvy. Usamos esa expresión siendo conscientes de que pertenece a una clasificación que no ordena por “importancia de mundos” sino que es simplemente una manera de localizar espacios incluso comparticionados.

[11] http://www.unicef.es/actualidad-documentacion/noticias/80000-ninos-mas-bajo-el-umbral-de-la-pobreza-en-espana

[12] Al respecto Giorgio Agamben afirma lo siguiente en un artículo en el periódico La Repubblica:

“Eso que decimos como “crisis”, la cual estamos atravesando (se llama crisis, está claro, porque el modo que tiene de funcionar el capitalismo en nuestro tiempo no es el normal) ha comenzado con una serie desconsiderada de operaciones del crédito sobre crédito, que venían descontados y revendidos decenas de veces después de ser realizados. Lo que significa, en otras palabras, que el capitalismo financiero − y los bancos que son su órgano principal − funciona jugando sobre el crédito – esto es, la fe – de los hombres. Y esto significa, también, que la hipótesis de Walter Benjamin, según la cual el capitalismo en verdad es una religión y la más fuerte e implacable que haya existido jamás, porque no conoce redención ni tregua, es acertada literalmente. La banca − con sus funcionarios y expertos − ha ocupado el puesto de la Iglesia y de sus curas y, gobernando el crédito, manipula y gestiona la fe − la pobre, e incierta fe − que nuestro tiempo todavía tiene en sí mismo” (2012, 16 de febrero, la traducción es nuestra).

Para citar este artículo: Morollón Del Río, D. (2013). Un globo sonda: ideas filosóficas, latinoamericanas y caribeñas, para la situación española (y de la europa del sur) actual. Iberoamérica Social: revista-red de estudios sociales, I, pp.  38-51. Visto en: https://iberoamericasocial.com/un-globo-sonda-ideas-filosoficas-latinoamericanas-y-caribenas-para-la-situacion-espanola-y-de-la-europa-del-sur-actual/

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