
Conforme se produjeron los procesos de desarrollo, los mercados aumentaron su expansión y la demanda de trabajo se diversifico, al mismo tiempo que las estructuras tradicionales de género se debilitaron (Boserup, 1970). En el marco de nuevos puestos de trabajo, los avances tecnológicos han permitido a las mujeres dedicar menos tiempo a las tareas del hogar, elevar sus niveles educativos e incrementar la competitividad femenina en el mercado de trabajo (Goldin, 2006).1Agradecimiento especial a la Dra. María Gabriela Rolón por la corrección ortotipográfica Desde hace cuatro décadas en la región el empleo formal perdió la centralidad, y predominan tendencias laborales excluyentes, siendo sus expresiones principales: declive del empleo público, precarización salarial, desempleo de carácter estructural, migración laboral internacional y persistencia […]