Cartografía colonial y racismo socio-ambiental: el caso de los pueblos Tagaeri y Taromenane en el Parque Nacional Yasuní en Ecuador.

Racismo, endorracismo y xenofobia en Iberoamerica

Las representaciones respecto a los pueblos indígenas Tagaeri-Taromenane, como pueblos en ‘aislamiento voluntario’ median las relaciones sociales y permiten la fijación y la objetificación de sus identidades. Al imponer fronteras y crear mapas dentro del Parque Nacional Yasuní (PNY), el Estado ecuatoriano ha hecho uso de un poderoso instrumento de poder-saber para desplazar, invisibilizar e inclusive desaparecer por completo a estos pueblos. Por un lado, la monocultura espacio-temporal hegemónica fundamentada en concepciones racistas ha sustentado la expansión de las fronteras petroleras hacia territorios considerados como “vacíos”.  Por otro lado, en el marco de la defensa territorial, los mismos espacios son reivindicados como de posesión ancestral por diversos pueblos. En este artículo queremos cuestionar la vigencia del racismo impregnado en el modelo de desarrollo extractivista desenvuelto en Ecuador, al mismo tiempo que proponemos el reconocimiento de las diferentes formas de ser y habitar en el Sur global.

El discurso ambiental en el gobierno de la “Revolución Ciudadana”

En la redacción de la Constitución Política de la República del Ecuador del año 2008 confluyeron diversos actores y movimientos de la sociedad civil que contribuyeron, además, a posicionar un modelo de discurso para abordar la relación sociedad-naturaleza. La iniciativa Yasuní-ITT epitomiza los fundamentos donde se asienta ese discurso como, por ejemplo, el reconocimiento de los derechos de la naturaleza. Cuando el gobierno, en el año 2013, decidió de manera unilateral dar por terminada la iniciativa se tornó evidente un cambio en la dirección del discurso ambiental. Como consecuencia de este viraje, sectores sociales representativos retiraron su apoyo al gobierno. Los intentos teóricos que pretenden sustentar al ‘nuevo’ discurso del gobierno sugieren un tipo de prácticas en línea con la mercantilización de la naturaleza. En esta lógica, el discurso ambiental se concibe como una disputa de sentidos, una lucha semiótica por posicionar conceptos desde distintas perspectivas y se argumenta que el cambio del discurso ambiental del actual gobierno pretende justificar un modelo de desarrollo basado en el extractivismo.