
Casi dos años han pasado desde la firma de los acuerdos de Paz de la Habana en los que la guerrilla de las Farc y el Estado colombiano decidieron poner fin a más de seis décadas de confrontaciones militares. Y a pesar de que las cifras de violencia relacionada al conflicto han disminuido ostensiblemente, los índices de violencia sectorizada hacia campesinos, afrodescendientes e Indígenas que defienden otras formas de desarrollo han aumentado de forma alarmante. En este artículo se pretende analizar cuáles son las causas que hay tras estos crímenes, utilizando diversas fuentes de organizaciones no gubernamentales, del Estado y sobre todo testimonios de líderes afrodescendientes recogidos en 2014 durante una protesta realizada por mujeres afrodescendientes en Bogotá. También se analiza la narrativa utilizada desde el poder que los estigmatiza como enemigos del desarrollo y se describe cómo ésta tiene efectos peligrosos porque termina justificando estos crímenes ya que este discurso tiene efectos racializantes.