
Hace algunos años, durante una reunión de mi colectivo de arquitectura en la descomunal urbe de México – ese monstruo de mucho más de 20 millones de habitantes – con l@s compas triquis de MAIZ (Movimiento de Artesanos Indígenas Zapatistas), se armó un diálogo en triqui entre las personas de la comunidad, al finalizar nuestra exposición sobre la “vivienda” y “conjunto” que les proponíamos como parte de su camino de lucha por un hogar digno en la ciudad. Por supuesto, nosotros hispanohablantes no entendíamos. Al finalizar, uno de los compañeros nos explicó la conclusión de sus valoraciones. Palabras más, palabras menos, nos dijo de manera directa y cordial al mismo tiempo: “Les agradecemos su propuesta, está mejor que la ves […]