Por el título de esta entrada puede parecer que se está pidiendo algo ilógico, ya que la educación pública es una realidad en nuestros días. O al menos una educación a la que le han endosado el apellido de pública y que la han convertido en “realidad” por el antiguo método, pero nunca pasado de moda, de ser repetida hasta la saciedad.
Entiendo algo como público cuando está al servicio de todos, sin ningún tipo de distinción ni predilección por ningún sector. Enfocado al desarrollo y progreso de esa colectividad y de sus futuras generaciones. Sin embargo no se puede denominar algún servicio como público, o se estaría faltando a la verdad al menos, cuando este es dirigido hacia el interés de una minoría. Ésta es la lógica del sector privado más bien y es la que prevalece dentro de nuestros sistemas educativos bajo la apariencia de público.
Nuestros sistemas educativos públicos están sostenidos por fondos estatales, es decir, el dinero de todos los ciudadanos que conformamos la sociedad. Sin embargo existen dentro de la educación elementos que hacen que ésta se encuentre como institución para la defensa (o perpetuación) de una minoría, la hegemónica, pero minoría igualmente.
En la educación primaria y secundaria, instituciones responsables de la formación básica de los futuros ciudadanos, los docentes han cedido su protagonismo a los libros escolares de los que se han convertido en sus siervos. La herramienta se ha convertido en protagonista, y el protagonista en herramienta. Los libros escolares no son independientes sino que están elaborados por editoriales privadas, mayoritariamente con matriz en los grandes grupos de comunicación, y también por las editoriales que emanan de la iglesia católica. Esto no es una situación casual, ambos, empresas de comunicación e iglesia siempre lucharon por establecerse como dueños del conocimiento y toda verdad. Ambos defienden un sector específico. Ambos propugnan una doctrina específica. Ambos establecen una verdad única y oficial. Por tanto, ambos olvidan, ignoran y menosprecian la diversidad cultural, social, política y económica inherente a las sociedades humanas, evidenciando que el “conocimiento” que mediante sus libros ofrecen no se ciñe a la calidad de público sino más bien a la de privada que defiende unos intereses particulares.
Mientras, en los espacios universitarios, históricamente lugar para la efervescencia intelectual y la mejora social desde la crítica a través de la investigación, cada día se hace más patente la presencia de la empresa. Esta se ha instalado dentro de las instituciones universitarias en aras del bien público para satisfacer a ese monstruo llamado mercado. Lo público costea lo fundamental, las infraestructuras y el capital humano. La empresa aporta un mínimo, comparado con el erario público, pero sin embargo marca la doctrina a desarrollar dentro de ella. La libertad de investigación va quedando subyugada a los intereses comerciales con las catastróficas consecuencias que esto tiene; el precio de las matrículas se convierte en prohibitivas para la mayoría de las personas estableciendo nuevamente a la universidad como una institución elitista; las ayudas para los investigadores son recortadas hasta su práctica totalidad, “regalando” una fuente inagotable de excelentes investigadores a los intereses privados; a fin de cuentas, y como se dice, privatizamos beneficios y socializamos las pérdidas. La lógica del capital no falla.
Considero de obligatoria necesidad rebelarnos contra esos procesos de privatización de la educación pública. La educación, herramienta tan importante para el desarrollo y la armonía en nuestro ambiente de humanidad, no puede ser dejada bajo la doctrina privada que tantos ejemplos históricos y actuales nos deja de que su principal preocupación no es precisamente el bienestar de este nuestro planeta, sino más bien la acumulación de capital en pocas manos, preocupación imposible de conciliar con las necesidades humanas.
Pobreza, destrucción ambiental, genocidios indígenas, explotación laboral, vagabundos, drogas, homofobia, paro permanente, exclusión social, derechos laborales, influencia de las multinacionales y la iglesia en las decisiones de los gobiernos, transgénicos en nuestra alimentación y la privatización de las semillas, el negocio de la enfermedad o las guerras por intereses económicos bajo bandera de paz. Todos conocimientos importantes para entender la complejidad de nuestro planeta, pero… ¿Alguna vez lo estudiaron en la escuela?
Felicidades Barroso!! como siempre en tu línea luchando por unos valores y principios mas igualitarios para todo el mundo. Con cosas como esta se van poniendo granitos de arena para alcanzar el deseado cambio, pero me hubiera gustado que a parte de criticar el sistema como esta, también hubieras propuesto vias alternativas (que seguro tienes en mente) y perfectamente realizables (aunque fueran dichas por encima) para que tuviera mas peso tu articulo. En esta tematica que propones muy factible al no depender solo del gobierno sino también de los educadores del día a día. Primer paso toma de conciencia. Fantastico!
Muchas gracias por la información Miguel!
Estimado Cesar, primero decirte que me alegra que te haya gustado. Respecto a la rebelión, es un proceso, no es algo puntual. Para rebelarse lo primero que hace falta es darse cuenta de que es lo que esta sucediendo, una vez que se conoce y si no se está de acuerdo, organizar una resistencia activa frente a ello.
En el caso educativo, y especificamente en este de los libros de texto, yo abogo por la rebelión de minimizar el uso de los libros de texto y cambiarlos por conocimientos creados por los mismos profesores en comunidad con la misma sociedad. La educación no es solo un trabajo de los educadores, sino que es de toda la sociedad, y todos somos responsables de ella.
Un abrazo muy grande
Excelente artículo Jose, pero me preocupa un poco lo de la rebelión, en que sentido lo mencionas?, pues seria bueno saber cómo tomarlo y cómo actuar al respecto, quisiera saber si podrías aterrizar un poco mas este tema ayudándome a saber cómo sugerirías el rebelarnos. Saludos desde México.
Estimado Amigo Barroso:
Un articulo interesante sobre los libros de textos y su monopolio por la iglesia católica española.
Espero te ayude en tus reflexiones.
Rdos a Fernán.
¿Quién está detrás del suculento negocio del libro de texto?
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=173635
Me alegro que te haya gustado el artículo Bea. Es necesario que empecemos procesos de analisis y reflexión sobre las «verdades» que hasta hoy dia eran incuestionables. Estamos viendo como la mentira se derrumba y se lleva por delante a muchas vidas humanas. Deseamos y trabajamos por comenzar un nuevo escenario donde lo humano se situe por encima del capital. Un abrazo!
Buenísimo el artículo, espero que haya mucha gente que lo lea y empecemos a concienciar a la gente de que hay que abrir los ojos y ver lo que pasa a su alrededor. Un abrazo Jose