DescargaEduardo Antonio Prieto Suárez
Internacionalista y politólogo, Universidad Militar Nueva Granada, Especialista en Cooperación Internacional y Gestión de Proyectos para el Desarrollo, Universidad Externado de Colombia.
eduardoprieto.suarez@hotmail.com
Recibido 15 Octubre – Aceptado 21 Octubre

 

El corolario de un mundo atrapado entre las fuerzas de la globalización y las distintas formas de resistencia a nivel local, han resultado en una vieja y conocida oleada nacionalista que se propaga a ritmos galopantes a lo ancho y largo del planeta. Más allá del sensacionalismo generado por los medios de comunicación tras la figura pública de líderes histriónicos como Donald Trump, lo cierto es que esta cualidad involutiva no es única en él; y por el contrario,nos traslada al viejo orden del sistema internacional entre guerras, con algunos ingredientes de la edad feudal, y emblemas distintivos de la modernidad.

Si bien se estima una aparente repetición de nuestra historia, también es cierto que no es consecuencia del choque de fuerzas contra restantes que luchan por  ideales progresistas o democráticos. Dicho de otro modo: “La historia se repite, primero como tragedia, después como farsa” Slavoj Zizek (2011, p. 1). De allí, renace dentro de las estrías de nuestra civilización, una nueva clase política camaleónica, que no solo reposa su causa sobre la revictimización; sino, además, apela al discurso humanitario y de la ética deontológica.

De lo anterior, tras varias décadas de triunfalismo de la democracia y reminiscencia de la autocracia. Los nacionalismos han retomado un nuevo aliento. La progresiva degeneración de las instituciones ha  viciado el ordenamiento político, y sus residuos, han desencadenado fuertes presiones sobre sus particulares y principalmente, sobre lo público. De este modo, la movilización de masas es susceptible de ser armonizada por la vía de la pasión y el caudillismo; es decir, se crea un ambiente óptimo para el desbordamiento de la  razón, y levantamiento sucesivo de la demagogia.

A nivel epistemológico, queda claro que el triunfo de la democracia liberal y el capitalismo han radicalizado la idea Fukuyana del “triunfo occidental”; y en muchas ocasiones, evitando cuestionarnos del fetiche democrático-capitalista del cual estamos acostumbrados. No obstante, los efectos secundarios del capitalismo sobre la utilidad común, como el medio ambiente, el derecho a la educación, o el derecho a la libertad e igualdad;  ha llevado a los pensadores a cuestionar el mundo de los derechos individuales, y de invocar  las corrientes colectivas del pensamiento que no pudieron ser redimidas durante la conquista.

De este modo, se argumenta la importancia de entender nuestro presente a partir de la pluralidad gnoseológica. Que converja con las distintas corrientes diacrónicas como parte de un conocimiento global, sin matices exclusivos de una visión colectiva en particular, y emancipados de las corrientes culturales de la dominación que han socavado nuestra conciencia.

Dentro de la coyuntura actual, las amenazas a nivel mundial, no son más que los mismos desafíos preexistentes que han sido acelerados y expandidos por la globalización. Sus efectos, se visibilizan en los Estados  potencias que ven en ello una amenaza inminente a su status quo; las crisis económicas, las migraciones, el cambio climático, y otro tipo de cataclismos globales, enardece la necesidad de desplazar los lazos de culpa a otros agentes que no figuran como parte inherente de la cultura y el territorio afectado.

Como es usual en estos casos, la mejor forma de entender estos patrones del comportamiento humano es a través del factor sistémico. No obstante, este artículo tratará de dilucidar minuciosamente a través de la metodología estudio de caso, las diversas aristas que se desprenden entre los desafíos globales, y el conservadurismo nacionalista de los últimos meses.

Como punto de partida, es pertinente realizar una analogía del mundo contemporáneo con el periodo entre guerras que enmarcó a Europa en el siglo XX.La diferencia, es que hoy en día los rostros de violencia están presentes a nivel interestatal, y generalmente, son motivados más por intereses de tipo económico que político;razón por la cual, uno de los fenómenos más debatidos en la actualidad es el de la pobreza y desigualdad.Antes de continuar con esta correlación, vale la pena detenerse en este punto para analizar los principales puntos de inflexión que llevaron a los países del cono norte a su situación actual.

Antes de la crisis de 2008, Europa y los países industrializados gozaban de la riqueza y la economía de consumo. Por su parte, los inmigrantes sostenían en gran medida esa situación superflua con su devaluada mano de obra y óptimo rendimiento laboral; mejorando sucapacidad de poder adquisitivo, y en paralelo, su situación económica. Este aparente progreso se desvanecía, cuando se percataban quesu calidad de vida seguía siendo inferior en comparación a la población nacional del territorio al cual migraban; es decir, mejoraron su situación económica, pero no optimizaron su condición social. Este hecho llevo a un goce inicuo de derechos, y al surgimiento de situaciones conflictivas y violencia estructural en los países del norte.

Al momento de estallar la crisis económica, los gobiernos iniciaron una serie de medidas comúnmente denominadas  “programas de ajuste presupuestal”, que en síntesis, no son más que políticas contraccionistas que lesionaron gravemente el Estado de bienestar y al neoliberalismo del primer mundo. Tal fue su alcance, que se gestaronfuertes asonadas contra las medidas económicas y la corrupción, y que dejó al descubierto, un sistema viciado por la artimaña de  actores tanto públicos como privados. En ese sentido, no sobra ejemplificar tal hecho a través de la crisis griega, donde su fraude presupuestal fue deliberadamente encubierto por una de las empresas de mayor prestigio como lo es Goldman Sachs. Lo perturbador de todo esto, sin embargo, fue la facilidad con la que este grupo de inversión pasó a ser un banco comercial para así recibir apoyo financiero por parte del gobierno, mientras cientos de trabajadores fueron condenados a sufrir las presiones del abandono gubernamental y la corrupción Estatal.

Dicho ambiente de incertidumbre e inestabilidad, permitió estructurar los cimientos electorales para darles un nuevo aliento a las corrientes nacionalistas que habían sido opacadas y rezagadas por las ideas de la posmodernidad. Hoy por hoy, dichos movimientos se han viralizado, y aunque, no tienen un respaldo mayoritario, sus ideales se han materializado a través de múltiples episodios de xenofobia,  discriminación, racismo y segregación a lo largo y ancho de la sociedad civil.

Recientemente, se han conocido casos que reflejan lo anteriormente mencionado, como el de la joven musulmana en Inglaterra que fue brutamente atacada por llevar puesto el Hiyab; por su parte, en Alemania un grupo de neonazis embistieronun albergue de refugiados en Heidenan; y en los Estados Unidos, la autoridad policial en varias ocasiones ha extralimitado el uso de la fuerzacontra la población inmigrante. Todos estos episodios, son generados entre otras cosas, por el miedo y la incertidumbre que solo llevan a esgrimir soluciones paliativas, cortoplacistas e insostenibles; como la construcción de muros separatistas, que cada día se van proliferando alrededor del mundo, y profundizanlos antagonismos existentes.

Retomando el caso Trump, y su descabellada propuesta de levantar un muro en la frontera con México. Evidencian supropósito de desviar la atención del problema real, y de dividir a una nación opacada por la corrupción y el descontrol de su economía de mercado.

En el siguiente cuadro, se observa como la construcción de muros se ha convertido en una práctica sistemática que avanza a ritmos acelerados, y que nos remonta a las anticuadas prácticasdel mundo medieval que predominaron en  Europa hasta la segunda mitad del siglo XV.

Tabla 1. Los otros muros del mundo
Tabla 1. Los otros muros del mundo

Fuente: elaboración propia de público.es, con base en BBC y National Geographic.

A nivel burocrático, en los últimos meses Europa y los países del primer mundo empezaron a experimentar nuevamente los flagelos del nacionalismo radical, que es muy sensible de ser transformado en un régimen de corte fascista. En la  sesión del Parlamento Europeo, por ejemplo, el eurodiputado radical de origen Polaco Korwin-Mikke, realizo un polémico  discurso que acompaño con un adefesio de pantomima nazi, cuando trataba el tema de la crisis griega y del sistema de billetaje público. En otra intervención, realizó declaraciones despectivas hacia los inmigrantes, calificándolos de basura humana y generando un ambiente de alarma dentro de los diputados presentes. Es claro que su intervención a modo de desfachatez es compartida sigilosamente en otros países del antiguo continente. En el gobierno de Atenas, el partido Griegos Independientes, ha sido llamado a unirse a la causa helena  para rechazar los planes de rescate de la economía del país y velar por los intereses nacionales sobre cualquier acto supranacional. Esa saturación nacionalista que envuelve al partido, se ha transformado en un imán de seguidoresque ha puesto en peligro el equilibrio de poder en la nación. Su amplia legitimidad, ha acrecentado el ostracismo hacía los inmigrantes y refugiados, sobre todo, después de la inesperada asociación con la coalición de la izquierda radical (SYRIZA). Esta asociación le restó adeptos a la izquierda mayoritaria, principalmente, después de la emancipación de un grupo de diputados que disentían del tercer programa de rescate acordado por el ministro Alexis Tsipras. El precio político e ideológico que tuvo que sufrir la izquierda, fue la reivindicación de la derecha conservadora, y el cambio desfavorable de la opinión popular.

Partiendo de la idea de Geddes (1915), que nos plantea encontrar soluciones locales para problemas globales (p. 397), el fenómeno del nacionalismo ha empezado a tocar las puertas de la globalidad. De allí podemos apoyarnos en las tesis de Andersonsobre las comunidades imaginadas en donde afirma que los nacionalismos no son obsoletos en la globalidad; e incluso como él lo señala, son “artefactos culturales” que a través del tiempo han adquirido distintas connotaciones y son ampliamente legitimados. Empero, él hace otra apreciación, y es que las comunidades no deben distinguirse por su falsedad o legitimidad, sino por el estilo que son imaginadas (1993).

En este punto, es pertinente girar nuestra mirada a otro tipo de nacionalismos que yacen del otro lado del hemisferio. En medio oriente por ejemplo, gran parte de estas corrientes, están determinadas por facciones socio-culturales; tal es el caso, de los movimientos de resistencia islamista que pretenden derrocar a los gobiernos que no demuestran empatía con los intereses de la nación musulmana, y que conciben gobernar, por medio de la tiranía y la opresión. Además, pretenden transformar el orden institucional, para instaurar Estados teocráticos, basados en el Corán, y en el respeto a la ley musulmana –Sharia- . Aun así, han existido ejemplos distintivos como el régimen talibán, que han radicalizado sus políticas de gobierno, y han fecundado apéndices nacionalistas que se han propagado al exterior a través del uso de la violencia terrorista. Por supuesto, muchas de estas formas de expresión violenta son motivadas primordialmente, por las múltiples injerencias de gobiernos extranjeros en dichos territorios. De hecho, esta relación causal es reconocida por los órganos de inteligencia occidentales tales como la CIA, y usualmente, lo han denominado, efecto blowback. Justamente, este concepto es uno de los argumentos principales que explican la escalada de violencia e inestabilidad en la región.

El contraste entre estos tipos de nacionalismo, depende de un concomitante histórico y su valor intrínseco. Un punto de partida muy  útil para este artículo, está enmarcado en la dicotomía que acertadamente hace Boaventura de Sousa a nivel epistemológico entre vencedores y vencidos (Santos, 2014). Para efectos de  nuestro estudio, es claro que los valores  impartidos por los vencedores, se han fundado en la creencia de la supremacía. La mayoría, apelan a los principios darwinistas y al aforismo de la supervivencia del más apto. De allí, se desprenden doctrinas fatalistas como la del destino manifiesto, que justificó la expansión del gobierno de Washington desde las costas del atlántico hasta el pacífico. Por su parte, la Alemania nazi durante la segunda guerra mundial utilizaba el término espacio vital – Lebensraum- para expandirse al este de Europay garantizar la supervivencia del tercer Reich. También, desde la visión político – religiosa encontramos movimientos como el sionismo que hacen una apología al imperialismo occidental, como lo evidencia el poema del reconocido escritor Rudyard Kipling titulado: The White Man’s Burden, que aprueba la dominación del hombre blanco en  favor de sus colonias.

Actualmente, se está gestando una revolución nacionalista en varios Estados del mundo, que están encaminadas en una carrera larga y sostenida a lo largo de los periodos electorales. En ese orden de ideas, como se postula en la teoría del foquismo “no siempre hay que esperar a que se den todas las condiciones para la revolución; el foco insurreccional puede crearlas” (Baby, Compagnon, & Gonzáles Calleja, 2009, p.64). Aunque, tambien es pertienente señalar, que el fin último de esta lucha política culmina en un nacionalismo de simbología facista; o en palabras de Walter Benjamin, “cada ascenso del facismo da testimonio de una revolución fallida” (Zizek, 2011, p. 49).

En el ámbito de América Latina y el Caribe, históricamente los nacionalismos se han incorporado acorde política mundial del momento. En laguerra fría, la confrontación bipolar entre occidente y la unión soviética permeóel ordenamiento Estatal de la región desde méxico hasta la patagonia.

A pesar de los esfuerzos mancomunados por librarse de esa encrucijada política, las naciones no pudieron evitar estar expuestas al intervencionismo y a la anomía en su institucionalidad. El impacto generado por la instromisiónen asuntos internos, desplegó una fuerte oleada de dictaduras militares que impusieron a través de la fuerza y la pasión, nacionalismos artificiales. El ejemplo mas emblemático, se encuentra en la guerra de las Malvinas, donde millones de combatientes (entre ellos decenas de jóvenes) fueron movilizados por un imaginario nacionalista y patriótico; y queculminó, en la muerte de millones de combatientes.

No cabe duda que en aquella época, los nacionalismos y patriotismos eran vistoscomo fenómenos de corte populista y terrorista, o simplemente no merecían atención (Galeano, 2006) por parte de las potencias dominantes. De lo anterior, la doctrina Monroe se tornó ambigua, por la facilidad en la que potencias europeas se inmiscuian en la región; y los Estados Unidos, motiviados por sus interes,  procedían mas por defender a su backyard que a la libertad de los pueblos y la democrácia.

A comienzosdel presente siglo, los paises latinoamericanos creyeron haber despertado de ese profundo letargo tras el ascenso de lideres carismaticos y regionalistas, que con ideas progresistas e innovadoras , sedujeron al electorado en sus respectivos países. Aunque en un primer momento, fue verosímil el avance en términos de desarrollo humano y cohesión social, luego los intereses políticos  empezaron a desnudarse.

El discurso de anti-imperialismo que caracterizo a la región en nombre de la revolución bolivariana, estimuló la conformación de una coalisión de izquierda que transformólas relaciones convencionales Norte-Sur. Dichos cambios, tuvieron lugar en la creación de organizaciones regionales como la CELAC y el AlBA, que trataron de alejar la participanción del gobierno de Washington, y enviar un mensaje al mundo desoberaníaregional. No obstante, bajo ese velo revolucionario, aparecia casi de forma intrusaun nacionalismo a gran escala, producto de una sinergia de paises que empezaron a centraliar la gobernanza, para mantener y prolongar su régimen durante más periodos.

Recientemente, desde el palacio de miraflores, se ordenó el cierre de la frontera Colombo-Venezolana y el despojo de decenas de Colombianos como estrategia para combatir la delincuencia, y el contrabando. En aquel momento, lo más llamativo fué como el mandatario venezolano comparó la situación migratoria en la frontera con la migración masiva en Europa. De este modo, aunque paresca inadmisible, de alguna forma este fenómeno ha demostrado reducir muchas de las diferencias relativas al nacionalismo  que se presumián históricamente entre los paises del norte y del sur. Así como en su momento Stalin creía fanáticamente en el socialismo de la Unión Soviética, esto no hizo  menos cierto su mezquindad al gobernar; del mismo modo, Musolini bajo el mismo principio, socavó la dignidad humana en su país y la exteriorizó durante la segunda guerra mundial. Por ende, aunque ambos ostentaban profundas diferencias ideológicas, encontraron  en la base del nacionalismo.unmecanismo en común que los hace inseparables.

Esto nos induce a pensar que los nacionalismos que presenciamos en la globalidad, no son  más que expresiones de tipo político que aspiran a gobernar por la vía democrática- institucional. Esta transformación del concepto de nación, implica una alteración de su noción como ideología. En ese sentido, si nos encontramos en un mundo donde la glocalización[1] está cada vez está más inmersa en el nuevo orden internacional, entonces es pertinente cuestionarse ¿cómo lograr una concertación adecuada del concepto de nación, en una era caracterizada por el desvanecimiento de los ejes fronterizos y el desahogo de  sociedades globales? Una situación cotidiana que se percibe con regularidad en estos tiempos, es como cada vez las los países se caracterizan por su multiculturalismo, donde la nacionalidad se reduce al legalismo, y los patrones culturales identitarios que los distinguen como nación se desvanecen.

Un ejemplo de lo anterior, lo podemos presenciar en nuestra cotidianidad, como es el caso de personas que no comparten tradiciones propias del territorio; carecen de patrones comunes que los identifican como país, o incluso no frecuentan en el país de origeny se encuentran desligados de los hechos más sobresalientes de la coyuntura nacional.Esto refleja que la nación va perdiendo su esencia, dada por esta fusión inexorable de sociedades globalesque ascienden a ritmos vertiginosos.

A nivel mundial, Toronto es la ciudad con la mayor tasa de multiculturalidad del mundo, y el país, sobresale por su alto índice de desarrollo humano. Este es un ejemplo emblemático y excepcional de un territorio que avanza a un nivel superior del individuo y de la sociedad que lo integra. Su amplio sentido de humanidad, muestra la voluntad política de concertar los derechos individuales con los derechos colectivos. Del mismo modo, ocurre en la nación uruguaya, que ha trascendido los paradigmas tradicionales del capitalismo y el socialismo, para concentrar su aparato Estatal, en servir al ciudadano y al entorno que lo rodea.

En síntesis, pese al surgimiento exponencial, el amplio rechazo de la comunidad internacional hace inviable el resurgimiento de estas corrientes anacrónicas del pensamiento. Por ende, este intento de la derecha y la izquierda radical por reivindicar sus valores ideológicos, resultan en una deslegitimación de sus medios para gobernar, y unen futuro poco prometedor. Los vestigios nacionalistas que se extraen dela realidad nacional e internacional, no prometen un retorno estricto a un eterno pasado; pero si, un posible desarrollo alterno que confluya con las fuerzas de la globalización.

Así mismo, las esquirlas nacionalistas que sobresalen en los países del norte, han sido objeto de críticas por parte de los medios de comunicación y la opinión pública internacional. Pero, a pesardel rechazo generalizado por parte de la comunidad internacional, su participación no ha sido desapercibida en el ámbito político; gracias al empleo de estratagemas victimistas y revanchistas, que han cobijado a las masas de mayor vulnerabilidad. Por ende, mientras exista participación activa de dichos movimientos, estos seguirán permeando transversalmente el ordenamiento Estatal, que va desde el ciudadano hasta las más altas esferas de la burocracia.

Por otro lado, si bien se han presenciado movimientos nacionalistas tanto en los países del norte como del sur. El primero, posee un mayor impactoal afectar transversalmente los distintos temas a nivel social e institucional. Mientras que el segundo, concierne a una estratagema política y maquiavélica para hacerse con el poder.

Finalmente, es importante recalcar la transición que ha realizado el nacionalismo hacia los países del sur y que ha sido impulsada por la globalización y los gobiernos de facto. Justamente, esta realidad nos muestra como los nacionalismos no se desenvuelven exclusivamente sobre el eurocentrismo; y, por el contrario, han constituido nuevos caminos e identidades nacionalistas que ahora subyacen desde sur y la periferia, desligados de las escuelas euro centristas del pensamiento.

La base para superar este vicio nacionalista, reside en el enfoque antropológico, acompañado de un sentido común de conservación y supervivencia de nuestra especie, de valor intrínseco al ser humano para formar verdaderas comunidades globales, que superen ese choque renuente de civilizaciones. Para ello, la clave consiste en superar las barreras de la historia y no escatimar esfuerzos en el estudio de la ética y la moral universal.

Referencias

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Zizek, S. (2011). Primero como tragedia , despues como farsa. Madrid: Akal.

[1] Termino que designa una superación de lo local o que va más allá de lo local.

Para citar este artículo: Prieto, E. (2015). Historia, nacionalismo y globalización en la posmodernidad. Iberoamérica Social: revista-red de estudios sociales (V), pp. 136-142. Recuperado de https://iberoamericasocial.com/historia-nacionalismos-y-globalizacionen-la-posmodernidad/

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