En mi última entrada “Docencia, la última preocupación de los profesores universitarios” trataba sobre los motivos y las consecuencias de que la docencia se encuentre a la cola de las motivaciones de los profesores. En ella discutía sobre los universitarios, en esta me voy a referir a la gran mayoría de los docentes, y digo la gran mayoría porque muchos de ellos sí que ponen por delante la enseñanza, y no es sobre ellos esta entrada.
Como decía finalizando la anterior reflexión en este blog, que la docencia figure en la última posición de las prioridades docentes trae consecuencias para los estudiantes que transitan hasta la ciudadanía, la que vamos a tratar aquí es la fobiosofía. Aclaremos etimológicamente la palabra, Fobia (aversión a) y Sofía (sabiduría), por tanto, podríamos entenderla como la aversión a la sabiduría. Y muchos podrán pensar… “¿Fobiosofía en el sistema educativo? ¡Pero si es el lugar donde se aprende a amar al conocimiento!” Nada más alejado de la realidad queridos lectores. Y si no me creen, pregúntenles a hijos, sobrinos o conocidos que asisten a la escuela (incluyendo la universidad). El sistema educativo es ni más ni menos que un sistema donde pasar pruebas para poder continuar; apreciar el saber poco tiene que ver con la educación escolar.
Y esto que afirmo tan categóricamente se basa en varios axiomas fundamentales de la educación. Son los siguientes:
- Toda persona es única, inigualable e irrepetible, por tanto, su estilo de aprendizaje difiere del de otros estudiantes. Sin embargo, la forma de aprender es impuesta para todos por igual, y curiosamente por el único que no va directamente a aprender, el profesor.
- Los aprendizajes deben acercarse a la realidad de los estudiantes. Otra dosis de palabrería bonita que se queda en papel mojado ya que los aprendizajes vienen estructurados por libros didácticos producidos muy lejos de la realidad estudiantil y donde, obviamente, nadie preguntó a los estudiantes.
- La autonomía y las actitudes democráticas deben ser aprendizajes transversales en el sistema educativo. Lamentablemente, ni autonomía ni actitudes democráticas podemos encontrar en los procesos educativos. Tanto una como otra implican la posibilidad, al menos, de toma de decisiones, y los estudiantes no gozan de ella. Los educandos no deciden nada, ni aprendizajes ni horarios ni estrategias de aprendizaje ni la forma de ser evaluados, nada. Para poder decidir deberían ser sujetos de los procesos educativos, sin embargo son tratados como objetos, están cosificados en forma de número de aprobados o suspendidos, o de ratio profesor/alumnos. La democracia no se encuentra en las salas de aula, unos deciden (profesorado y libros de texto) y otros obedecen (estudiantes) siendo más cercano a las oligarquías que a las democracias.
Estas 3 máximas incumplidas de la educación son las que me llevan a afirmar que el sistema educativo produce la fobiosofía de la que adolece la sociedad.
Los psicólogos nos muestran que existen diferentes formas de padecer una fobia, pero todos coinciden en una de las causas, el haber vivido una experiencia traumática. Es esta causa la que considero que provoca la fobiosofía.
Pongámonos en situación:
Los primeros 18 años de vida (los más importantes para la formación de la persona) pasando un mínimo de 6 horas diarias en una institución donde se nos obliga a estudiar de forma concienzuda para constantemente pasar pruebas sobre saberes donde no tuvimos opción de decidir nada. Con contenidos totalmente ajenos a nuestra realidad. Aprendidos forzadamente con estrategias más parecidas a la producción en cadena que a la formación de personas. Con la presión de que no aprobar supondrá repetir un año de nuestra vida. Donde nuestra única función es obedecer y no cuestionar lo que dicen los seres superiores, profesor y libro. Donde vivimos en una constante incoherencia entre lo que nos dicen que es (democracia) y lo que vivimos (dominados por las oligarquías). Donde nuestras oportunidades de descubrir qué nos apasiona en la vida se reducen a lo que otros decidieron por nosotros sobre qué debíamos conocer.
Por si fuera poco, todo esto es para los estudiantes que forman parte de la cultura hegemónica de cada nación. Para los que están en los márgenes de ella las consecuencias se agravan, pero no entraré en ello ahora porque sería alargarnos en demasía.
Y todo lo comentado, acontece en la institución suprema del saber, el sistema educativo. Querido lector, ¿cree que puede suponer una experiencia traumática con el saber? Para mí desde luego que sí. Una experiencia traumática íntimamente relacionada al saber que provoca que sean pocas las personas que tomen gusto por la profundización teórica o por la lectura más allá de los best-sellers con los que nos bombardean publicitariamente.
Esta aversión por el saber, criada y alimentada en el seno del sistema educativo por el que pasamos todos, se establece como consecuencia en la sociedad. Una sociedad donde abundan los saberes superfluos, fugaces y faltos de reflexión ofrecidos por los mass media, convirtiéndonos en ignorantes con piel de intelectuales. Todo el mundo discute y debate pero sin ningún tipo de fundamentación, simplemente porque nunca se profundizó sobre ello. Debatir a partir de tópicos, estereotipos y “lo que dijo la televisión”, discúlpenme, pero es de ignorantes, y como dijo José Martí “un pueblo de ignorantes es un pueblo de esclavos”. Sin profundizar en los saberes, sin relacionarlos entre ellos y con la realidad, sin reflexionar sobre ellos, somos títeres en manos ajenas.
Con todo esto no quiero decir que exista un único saber válido, soy consciente de que los saberes son múltiples, todo en la vida son saberes e iguales de válidos. Desde atarse los zapatos hasta construir una aeronave, pero creo que hay un evidente ataque al desarrollo de la capacidad de profundizar sobre los saberes. ¿Casualidad? Permítanme ser malpensado pero creo que más bien es fríamente calculada para que nuestro sistema educativo nos proporcione, como dijo Noam Chomsky, des-educación.
Una des-educación que permite que sigamos viviendo en un mundo donde trabajamos más horas que en 1886 (cuando se lograron las 40 horas por los Mártires de Chicago) a pesar del hiper-desarrollo tecnológico que debería ayudarnos a vivir mejor (no solo a los capitalistas). Un mundo donde 783 millones de personas no pueden acceder a agua potable y 2200 millones de personas viven bajo la pobreza.
La profundización en el saber no es solo cuestión de intelectuales, sino cuestión de política y, en este caso, de una política que nos deja en la miseria.
Boa tarde Vera Helena, o primeiro,gostaria lhe agradecer a discussão, acho muito enriquecedor poder discutir entre profissionais da educação para melhorar, fazendo uma caminhada até o ideal educativo mas através do real.
Acho muito pertinente a escrita de você. Eu, pessoalmente, acho que o sistema educativo de hoje (diferencemos sistema educativo da educação que não são a mesma coisa) é ultrapassado à realidade que hoje vivemos. Temos um sistema educativo bem mais parecido a uma cadeia de montagem do que a uma instituição que deveria formar pessoas respeitando e fomentando as capacidades de cada um deles. Há muito tempo já falou Illich sobre a necessidade de terminar com este sistema educativo e criar cidades educativas onde as possibilidades educacionais para os estudantes fossem bem mais amplas e diversas, terminando desse jeito com a rigidez e os limites sobre as aprendizagens que impõe o sistema educativo hoje através do currículo nacional. Eu concordo bastante com ele, se você está interessada pode dar uma lida nos livros dele «Sociedade sem escolas» e «La convivencialidad» (ainda que acho que este ultimo não está traduzido ao português).
Chegando ao chão da realidade, como você disse é bem difícil, hoje com a estrutura escolar e a carga horaria dos docentes, estabelecer processos educacionais que valorizem as caraterísticas dos nossos estudantes. Mas com pequenas reformas acho que poderia dar certo. Imagina que dessemos importância aos processos de preparação das aulas? Que esse tempo de preparação fosse incluso em nossa carga laboral como uma tarefa a mais? Hoje poucos professores são os que (por causa do tempo) preparam suas aulas sendo cientes da realidade que tem dentro da aula. Além disso, é complicado fazer processos adaptados a eles quando não temos possibilidades nem temporais nem espacias para escutar as necessidades deles. Imagina que «Democracia» fosse uma disciplina obrigatória em todos nossos graus? Um espaço onde possam ser escutados, discutir e tomar decisões entre eles sobre todo o que envolve o sistema educativo? E um espaço de democracia dentro da sala de aula? Acho que possibilidades de fazer um sistema educativo mais humano é possível, mas interessa aos que mantem este sistema?
Falar de liberdade para quem tem o chicote na mão é fácil, mas isso não significa que ela exista. E tristemente em nossa sociedade nos enchemos a boca com poesia como Paz, Liberdade, Autonomia e Respeito, mas as práticas que mostra a realidade não tem a ver com elas.
Envio um grande abraço para você!
boa noite. eu fui atraída pelo nome do artigo: Fobiosofía. Me remeteu à filosofia, área em que atuo como professora há 6 meses, em uma escola Estadual de São Paulo. Bem, tenho ouvido muito falar em aprendizagem, em nomes de peso se repetindo neste tema, mas há material didático mais interativo, com exemplos mais próximos da realidade dos alunos. Sim, sabemos que cada ser humano tem uma impressão digital, que cada um de nós tem uma vivência e experiência de vida que nos distingue também na forma de assimilação dos fatos e conhecimentos.Acredito que é neste material real que os pensadores e educadores deveriam focar suas forças. Nós meros professores de Ensino Médio, com salários bastante apertados, com pouco acesso a aquisição de bons computadores, bons programas, e bons livros, e com uma carga horária puxada pela própria necessidade de sobrevivência, ficamos de mãos atadas com um material depositário e apostilas civis mais depositárias ainda, concorrendo par um exame final o Vestibular. Tenho me perguntado será que precisamos mesmo de educação, será que não está tudo tão errado, porque seguimos formatos e seguimos medindo nossos jovens por uma medida que não lhes cabe mais, como a redação? Será que estamos mudando o paradigma humano, nosso sentidos, nossas experiências, nossos valores? paulo Freire conseguiu fazer seu material didático a partir da realidade dos alunos e do local, mas foi uma experiência, que se mostra difícil de ser repetida em série, nem que consideremos a medida por aproximação. Deleuze e também Nietzsche questionaram o papel da Educação. a questào mais urgente que me surge é : por onde caminha a humanidade/