DescargaPaloma Gajardo Bustamante
Psicóloga, Magister en Antropología.
Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Santiago, Chile.
ONG Vínculos
Paloma.gajardo.b@gmail.com

Recibido 23 Septiembre – Aceptado 10 Mayo

 

Resumen: A través del presente artículo se pretende contribuir al conocimiento de la insularidad, en relación a los significados particulares de lo femenino en isla Alao en el contexto de transformaciones sociales que se han desarrollado el Archipiélago de Chiloé en los últimos treinta años a partir de los procesos de modernización. De esta forma se pondrá de relieve la importancia de conocer los discursos de las mujeres de la ruralidad insular, quienes si bien otorgan un fuerte contenido territorial a su identidad femenina, han debido adecuarse a las nuevas exigencias que demanda la modernización, teniendo de esta forma que desarrollar diversas estrategias que le permiten desplazarse “de la isla al pueblo”.

Palabras Clave: ruralidad, insularidad, identidad, territorio, género.

 

Abstract: Through this article aims to contribute to the insularity knowledge in relation to the particular feminine meanings at Alao island in the context of social transformations that have developed in the Archipelago of Chiloé in the last thirty years from modernization processes . In this way, we value the importance to know the speeches of rurality insular women who provide a strong regional content to their female identity. They have had to adapt to the new demands of modernization, having to develop various, strategies allow to move «from the island to the town».

Keywords: rurality, insularity, identity, territory, gender.

 

Desembarcando en Isla Alao.

Alao es una isla pequeña que se ubica en Chile en la Región de los Lagos, específicamente en la Provincia de Chiloé, Archipiélago de Chiloé, y pertenece a la comuna de Quinchao y es parte de un pequeño archipiélago constituido por tres islas llamado Grupo Chaulinec. Las localidades que constituyen el grupo Chaulinec son Isla Alao, Isla Chaulinec e Isla Apiao.

Cuenta con una superficie total de 8,8 kilómetros cuadrados, en donde viven actualmente 397 habitantes, 197 mujeres y 200 hombres de acuerdo a última Encuesta de salud familiar 2012 (Encuesta de Salud Familiar, Posta salud rural Alao, 2012. En Gajardo 2014, p. 13). Estos datos resultan de interés al comprobar que en el Censo de 2002 (INE, 2002) la población ascendía a 462 habitantes, 228 hombres, 234 mujeres; mientras tanto en el Censo de 1992 (INE, 1992) la población ascendía 497 habitantes. De esta forma comprobamos que ha existido una disminución de la población en los últimos años y, que el despoblamiento del territorio insular es una situación que se está volviendo común a partir de las últimas décadas.

En cuanto a la pertenencia indígena, en el Censo de 2002 (INE, 2002), 1.576 personas de la comuna de Quinchao declararon pertenecer a alguna de las etnias clasificadas para el Censo Nacional. De este total 1.566 se identificaron como Mapuches, es decir un 17% de la población comunal.

Por otra parte en lo que respecta a Isla Alao, a través de los datos entregados por la Encuesta de salud familiar realizada por la Posta de Salud Rural Alao en 2012 nos encontramos con que el 82,87% del total de la población declararon pertenecer al pueblo Mapuche mientras que un 3,64% manifiesta su pertenencia al pueblo Williche. Esto da cuenta de un porcentaje importante de pertenencia indígena en la población de isla Alao. En esta misma línea a través de la toponimia del lugar (sectores como; Huechun, Cumblelo, Lagual, Duo, Apao) se puede ver representado de manera más concreta el pasado indígena Williche y Chono de la isla.

La población vive de la agricultura, en donde se desatacan los cultivos de papa, habas, arvejas, zanahorias, repollos y trigo, cultivos para el sustento familiar más que para su comercialización. En cuanto a los animales, con mayor presencia de ganado menor y aves de corral, al igual que con la agricultura se trata de un sector dedicado al autoconsumo principalmente y venta al interior de la isla. La pesca y buceo artesanal, tampoco constituye una fuente importante de ingresos monetarios al constituirse como algo marginal, al contrario que la recolección de algas, especialmente la luga y el pelillo, que en los últimos años constituye una fuente importante de ingresos, durante los meses de verano se transforma en el principal trabajo, familias completas se trasladan a los sectores cordilleranos de Auteni y Chaiten, en donde se instalan con pequeños ranchos aprovechando el buen tiempo y el crecimiento de estas algas para secarlas y venderlas en sacos a los compradores que se acercan a estos sectores en grandes lanchas de carga.

Además de estas actividades productivas, se suman a sus ingresos los aportes que familiares pueden hacer viviendo en la ciudad. Actualmente muchos isleños residen en ciudades chilotas como Achao, Dalcahue o Castro.  Y así mismo deben valorarse como fuente de ingresos las pensiones asistenciales debido a la situación socioeconómica en que se encuentran las familias. El 65,23% de las personas percibe el sueldo minino, mientras solo el 1% percibe un sueldo entre $182.001 y $363.000 (Pesos Chilenos) por otra parte el 30,22% son menores de edad, 2,2% se describe como dueñas de casa que no perciben ingresos, y un 1,35 como cesantes. (Encuesta de Salud Familiar, Posta salud rural Alao, 2012. En Gajardo, 2014, p. 13).

La economía de subsistencia es parte de la realidad local, pues son pocas las personas asalariadas en el interior de la isla. Por ejemplo en el caso del cultivo de salmones, tres personas trabajan durante el año en esta actividad, a la que otros se suman de manera temporal en los periodos de cosecha. Los demás asalariados son profesionales de educación y salud, principalmente externos a la isla. Para paliar esta situación no se han desarrollado planes de trabajo con la comunidad para generar proyectos de emprendimiento o empleabilidad al interior de la isla, las capacitaciones han sido orientadas al ámbito de la artesanía y la agricultura pero sin un acompañamiento en materia financiera y técnica lo que detiene la posibilidad de emprender negocios con una mirada adecuada al territorio y el contexto en que las personas habitan y se desenvuelven. Esto resulta relevante a la hora de considerar los imaginarios colectivos respecto al desarrollo, no perdiendo de vista el potencial sociocultural y medioambiental de los territorios.

En lo que respecta al ámbito educacional, el 70% de la población ha cursado o cursa enseñanza básica, un 10% enseñanza media, 0,50% estudios universitarios, sólo un 11% de la población se identifica como analfabeta. (Encuesta de Salud Familiar, Posta salud rural Alao, 2012. En Gajardo, 2014, p. 13). Debemos tener en cuenta que la Escuela Rural Alao fue construida en 1960 y cubre desde entonces parte de la demanda por educación principalmente 1° a 8° año.

Actualmente reúne cerca de 80 alumnos y, la planta docente es de aproximadamente siete profesores, a los que se suman un psicólogo y profesor diferencial para el proyecto de integración escolar. Es importante mencionar que cerca del 70% de los estudiantes de la escuela pertenece a este proyecto, debido al diagnóstico de necesidades educativas especiales, las que no se relacionan directamente con dificultades de tipo cognitivo sino que guardan relación con dinámicas propias de las familias y del entorno, en donde por ejemplo la mayor parte de los padres de estos niños no cuentan con una escolarización básica por lo que los aprendizajes significativos desde el entorno familiar se vinculan principalmente a labores propias de la agricultura, pesca, artesanía, construcción, recolección de algas, entre otras. Esto resulta importante en la medida en que da cuenta de la desvalorización de los marcos de referencia desde los cuales los niños y jóvenes rurales conocen el mundo y se relacionan con este. La existencia de este etnocentrismo se traduce en que el sistema educativo, además de las exigencias explícitas legítimas y cosmopolitas, implícitamente exige méritos de acuerdo a significados de los estratos medios urbanos, y al mismo tiempo excluye, reprime, desvaloriza valores y rasgos que no están en el marco de referencia de este grupo. (Mandujano, 2002, p. 8)

Por tanto, tras todo lo esbozado, el desarrollo de propuestas laborales o económicas y la educación en el interior de la isla terminan siendo vehículo de promoción social desde patrones dominantes de educación, sin pertinencia cultural la colonización del saber cómo mecanismo de dominación.

Teniendo en cuenta esta mirada, es interesante que de acuerdo a la información proporcionada por el municipio, Alao cuenta con los índices más altos de pobreza interior de la comuna. Nuevamente podemos entender que detrás de esta lectura existe una visión desde patrones culturales de dominación respecto de lo que entendemos por pobreza y vulnerabilidad.

El aislamiento subjetivo y la exclusión social debido a políticas descontextualizadas, un municipio e instituciones lejanos, pudieran ser otros elementos que nos ayuden a comprender de mejor forma la situación en que vive la comunidad alaguana. La carencia de servicios básicos es una expresión de esto, dado que Alao no cuenta con servicios básicos de luz, agua y alcantarillado; la mayor parte de las viviendas se abastece de agua a través de pozo o noria, mientras otras a través de río, vertiente o estero. Por otra parte la gran mayoría de las viviendas no cuenta con el servicio de electricidad bajo ninguna modalidad, solo el 16% posee generador propio o comunitario y solo el 3% está conectado a la red pública de electricidad. Además, para trasladar carga o pasajeros al interior de la isla se utilizan principalmente los trineos confeccionados en madera y tirados por yuntas de bueyes, elemento imprescindible en cada grupo familiar. Y, por último, es importante señalar que solo existen dos vehículos: un bus escolar que realiza un recorrido diario especial para el traslado de los estudiantes de los distintos sectores de la isla, y una camioneta propiedad del Técnico Paramédico de la Posta de salud rural, utilizada para la realización de fletes u otros servicios.

En cuanto a las vías de comunicación marítima de la isla, la marítima adquiere gran importancia para el abastecimiento de mercaderías, además la entrega y recepción de correspondencia. Cuenta demás con un teléfono fijo ubicado en la posta de salud para poder estar comunicados con la comuna de Quinchao en caso de emergencias médicas, coordinaciones relacionadas con traslados de pasajeros u actividades a realizarse en colaboración con instituciones del municipio.

El traslado a Achao se realiza en lancha los lunes, jueves y viernes, con un recorrido que dura cerca de dos horas. Actualmente se implementa un sistema de subsidio a través de la licitación de una lancha (PEZMAR), lo que permite una disminución en el costo del pasaje de $3.000 a $2000 pesos chilenos, ida y vuelta. Sin embargo los lugareños se quejan del servicio ya que el cobro aumenta por la carga que trasladan, además de que esta la lancha no se acerca al sector más aislado Apao, como lo hacían las lanchas antes de la licitación.

De igual forma las demás lanchas continúan ofreciendo sus servicios, los días lunes, miércoles y viernes, manteniendo el costo del pasaje en $3.000, pero sin cobrar por carga extra y saliendo desde el sector Apao para luego dirigirse a la rampla del centro de la isla. Esto ha generado conflicto entre los patrones de lanchas subsidiadas y las demás, que hasta el momento funcionan de manera paralela. Por otra parte en caso de emergencias médicas u otras se utilizan servicios de lanchas de Chaulinec, Apiao y las Desertores.

Esta principal vía de comunicación se ve afectada durante los meses de invierno debido a las constantes lluvias y ráfagas de viento. La Capitanía de Puerto ubicada en Achao, determina el cierre del puerto cuando las ráfagas de viento sobrepasan los 20 km/hora.  Los factores climáticos son los comunes a toda el área, es decir, un promedio de poco más de 2.000 mm de precipitaciones anuales. De esta agua cae un 11 % en verano, un 19% en primavera, un 28% en otoño y en invierno un 42%, aproximadamente. (Plan de Desarrollo Comunal Quinchao 2009-2012, p. 25)

La insularidad no solo está marcada por su lejanía de los centros poblados, sino también por su clima lluvioso, generalmente acompañado de vientos del oeste y temperaturas frías. Sin embargo para los alaguanos el mar no parece un factor de aislamiento; todo lo contrario, se transforma en un camino firme, vinculador. Además, es una fértil huerta que le provee de los elementos para su sustento diario.

No obstante, en coherencia con los procesos que viven casi todos los lugares rurales del país, isla Alao está viviendo un proceso de transformación acelerado, aunque limitado por su carácter de isla, hacia la inserción en el sistema económico nacional y global. Esto implica al mismo tiempo la migración de gran parte de los jóvenes y el abandono de algunas tradiciones local.

Lo Femenino en Isla Alao.

Toda sociedad nombra de una manera singular las categorías bajo las cuales lo femenino y lo masculino se ubican dentro del espacio social y psíquico de la comunidad.

Comprender desde una perspectiva de género, cómo cada cultura lo asigna y dota de contenidos y construye lo femenino y lo masculino, supone un esfuerzo por conocer la armazón global del universo a estudiar, armazón que implica una estrecha relación entre lo cultural, lo económico y lo social, así como su desplazamiento en el tiempo (Montecino, 1996, p. 145)

De esta forma el concepto de género se entiende como un conjunto de ideas, expresiones y prácticas sociales de una cultura, a partir del reconocimiento y simbolización de las diferencias de sexos y género, la construcción de lo que es propio de los hombres, lo masculino y propio de las mujeres, lo femenino.

Si entendemos el género como una categoría cultural, como una construcción social que define los contenidos de lo que es femenino y masculino, y no como una esencia biológica, debemos deducir que la identidad de género extrae sus atributos del ethos particular en que los sujetos moran (Lamas. En C.  Hernández, 2001, p. 20).

En este sentido la identidad de género restituye un doble movimiento: el de lo particular y el de lo universal, así su constitución está atravesada por la unicidad y la multiplicidad. Mientras, el sujeto toma los materiales de su identidad desde la cultura a la que pertenece; pero también de su clase, de su familia, de los modelos femeninos y masculinos en los que ha sido socializado.

En el caso del Archipiélago de Chiloé, en donde se ubica Isla Alao, nos encontramos con una ruralidad insular construida desde la herencia de los primeros pueblos Chonos y Williches, con los posteriores encuentros con los colonizadores españoles y el estado Chileno. Esta historia de contacto, dominación, imposición, invisibilización de lo étnico y procesos de modernización, ha configurado un contexto sociocultural cargado de elementos sincréticos y simbólicos que van definiendo una forma particular de explicar y representar la realidad chilota y en este caso una comprensión respecto de la construcción de categorías de género. En él comprobamos cómo los roles masculino y femeninos son definidos y también idealizados, existiendo un deber ser tanto para hombres como para mujeres, papeles y roles que se deben cumplir.

Bajo este contexto la historia de lo femenino en Alao, tiene sus orígenes en los primeros habitantes del territorio, chonos y williches. De acuerdo a los cronistas de la época, en la cultura chona no había una distribución clara respecto a los roles de lo femenino y lo masculino. Ellos destacaban el rol de la mujer chona en la recolección de alimentos, siendo esta quien buceaba las heladas aguas del archipiélago.

Estas son las que sufren el mayor trabajo, como buzos se echan a lo profundo del mar sin que les sirva de obstáculos, hallarse  preñadas ni el estar acabadas de su parto i los indios se ocupan en buscar i conducir leña para sus chozas. (Torres, en Cárdenas, Montiel & Hall, 1991, p. 126)

Desde la perspectiva eurocéntrica de los navegantes de la época, en la cultura chona se ejercía un patriarcado despótico.

Aun en el trato común son crueles con ella- señalaba Byron¹ – porque por más que el trabajo y las penurias de buscar los alimentos pesan enteramente sobre la mujer, no se le permite ni que toque un pedazo de ellos hasta que el marido no se haya satisfecho, y, aún, entonces él le erigirá su ración, que es muy escasa, y de aquello que el estómago no le ha aguantado. (Cárdenas, 1991, p. 107)

La división del trabajo algo normal en la definición de roles femeninos y masculinos en sociedades indígenas, se vuelve una imagen que escandaliza, a los navegantes europeos.

En el caso de los williches, nos encontramos con una sociedad organizada a partir de un sistema patriarcal, existiendo una mayor flexibilidad respecto a la distribución de roles de género.

El hombre se encargaba de despejar el terreno para el cultivo, cazar, cortar madera y hacer cualquier tipo de trabajo en este material: construir chozas, corrales y otros cercos, pescar, navegar, participar en actividades militares y construir armas, herramientas y aperos de labranza y navegación, atender el ganado y 1os caballos, en tiempos más modernos. La mujer por su parte estaba a cargo del cultivo del sembrado, preparación de la comida, confección de brebajes fermentados, recolección de alimentos silvestres, hilado y tejido de cobertores ropa, tejido de canastos, cuidado de 1os niños, y otros quehaceres domésticos (Cárdenas, 1991, p. 204).

Lo femenino también está asociado a la salud, a los cuidados de la familia y la comunidad. Las mujeres son quienes manejan los conocimientos en hierbas y sus usos medicinales, además de técnicas de sanación, entre estas encontramos a; parteras, curanderas, hierbateras, y Machis (aunque este último no es un rol exclusivo de lo femenino).

Por otra parte las mujeres también están involucradas en otros aspectos de la vida comunitaria como; la reproducción del orden social, socialización de hijas e hijos, mantenimiento de las redes familiares y de apoyo mutuo y transmisión del patrimonio cultural. Si bien estas actividades son cruciales para la supervivencia de las personas, están conceptualizadas como quehaceres maternales y domésticos. De esta forma al igual que en la cultura mapuche, lo femenino se termina vinculando al espacio doméstico, asociado al ámbito de lo privado en contraposición de lo masculino asociado al ámbito de lo público.

En la actualidad nos encontramos con un escenario diferente, las diversas transformaciones sociales han producido cambios importantes en la distribución de roles y lo femenino cada vez se desplaza más desde el ámbito de lo privado a lo público. La mujer se ha incorporado al espacio productivo y profesional con mayor reconocimiento social, lo que implica un cambio social y cultural trascendental, en tanto se produce una ruptura con la concepción tradicional de la mujer ligada únicamente al ámbito de lo reproductivo y lo doméstico.

Bajo este contexto de cambio debemos comprender que las culturas y sus categorías como la de género, son flexibles, con limites amplios en donde la subjetividad individual se produce en espacios sociales constituidos históricamente, considerando procesos de transformación social y cultural. Por tanto, en la génesis de toda subjetividad individual están los espacios constituidos de una determinada subjetividad social que anteceden la organización del sujeto psicológico concreto (González Rey, 2002). En este sentido la relación establecida entre individuo y sociedad tendría efectos subjetivos diferenciales e identitarios.

En este proceso de diferencia e identidad las mujeres alaguanas no tienen un rol pasivo, si no que van dándole un sentido y apropiándose de las significaciones que encuentran, siendo este un proceso activo, a través del cual van construyendo su propia identidad de género. Debido a los procesos de modernización en el que se encuentra el Archipiélago de Chiloé, las mujeres alaguanas construyen su identidad de género desde un espacio socio-cultural contextualizado entre lo global y local, tentadas por el proyecto modernizador, pero también conscientes de las potencialidades y facilidades que otorga la vida en la ruralidad insular. Viven hoy en un mundo rural menos diferenciado del urbano que en tiempos anteriores, ellas conocen la vida urbana de forma directa, a través de los estudios, el trabajo, amistades, “trámites”, etc. Pertenecen a una generación familiarizada a mantener relaciones fluidas entre la isla y el pueblo, a partir de lo cual las opciones son variadas, salir, quedarse, o transitar de un lugar a otro.

Los espacios para desarrollarse profesionalmente al interior de la isla, son reducidos, y están ejecutados principalmente por mujeres de “afuera”. Esto guarda relación con la baja escolaridad de las alaguanas, la mayor parte de las mujeres sobre 20 años no ha completado la enseñanza media por lo que sus opciones se ven limitadas.

Las que tienen escolaridad completa, pueden optar a los reducidos cupos de trabajo, una de las instituciones que entrega esta posibilidad es la escuela, en donde realizan labores de manipuladoras de alimentos y encargada de aseo. La salmonera también se presenta como una opción para las mujeres escolarizadas, sin embargo esta entrega únicamente trabajos temporales, solo dos mujeres trabajan durante todo el año, una de ellas encargada de la alimentación de los salmones y otra manipuladora de alimentos.

La falta de oportunidades de desarrollo profesional al interior de la isla genera una importante migración de mujeres, pues muchas salen durante la adolescencia para completar sus estudios de educación media en Achao, Curaco de Vélez, Castro o Ancud. Generalmente optan por Liceos técnicos que les permiten incorporar herramientas para su desarrollo profesional. Muchas de estas mujeres terminan instalándose en los sectores urbanos en búsqueda de mejores oportunidades laborales, dado que salir de la isla e instalarse fuera de ella, para algunas mujeres es un objetivo de vida, la vida rural insular no parece ser una opción para algunas.

(…) Aquí es una vida distinta, por eso mis hijas no deje ninguna,  las saque de aquí, trate de sacarlas, todas se fueron vivir en el pueblo, pa que tengan mejor vida, pa que tengas mejor vida que yo vivo, no sigan el mismo camino que yo estoy, así fue mi lema, estoy contenta que mis hijas están el pueblo, en concepción mi hija trabaja en una sastrería (…), ella aprendió cuando estudio en Ancud, salió con su cuarto año media en secretaría administrativa y no le gusto secretaría administrativa na, y se dedicó a la costura, hizo un curso de costura, y ahí costura ahora, y la Cecilia trabaja en Integra con los niños es asistente de niños, de las guaguitas, ella está en Achao, y mi otra hija trabaja en eso no sé cómo se llamara donde hacen comidas rápidas, en un hospedaje, también es presidenta de una comunidad indígena de Achao, y la otra tiene su casa en la población pa arriba y trabaja en la sala cuna de cocinera ella no le hizo empeño de estudiar (…) (M Ch. En Gajardo, 2014, p. 59)².

En casos como este y otros, las madres han tenido gran influencia en este proceso de desvinculación de lo rural, ayudando a que las mujeres jóvenes busquen alternativas de vida fuera del territorio y de la familia de origen.

Esta posibilidad de salir en busca de nuevas oportunidades parecía más bien lejana en la antigüedad. Las mujeres de más de 80 años plantaban que la posibilidad de completar los estudios no era una opción para todos, la falta de recursos económicos para salir de la isla era una de las principales limitantes. Además, los padres le otorgaban mayor prioridad al desarrollo del hogar, necesitando para esto que sus hijos se mantuvieran en el lugar apoyando las labores agrícolas y del hogar, ya sea en desarrollo de tareas del ámbito doméstico como también en la crianza de hermanos menores o sobrinos.

Por otra parte, salir de la isla para algunas mujeres también significaba perder la libertad que entrega la ruralidad. El trabajo al ritmo personal y familiar, la disposición del tiempo para la realización de otras actividades y la vida entorno a la naturaleza.

(…) Una vez el viejo me quería llevar a Punta Arenas yo no quise ir na, iba a tener casa y me iba a ir, pa que estemos en la casa del rico!, y yo pa que este de esclava ahí, no quise na, mejor estoy aquí, mucha obligación, la Sonia igual lo quería llevar su padre, él tenía una amiga que era distribuidora de un almacén grande, para que le ayude ahí a vender, era la jefa, menos le dije yo que no se vaya, ahí nomás no se gana la plata, en todo lugar se gana la plata(…)(M. Ch, En Gajardo, 2014, p. 61).

(…) Mucho yo no me muevo de acá, no salgo a andar casi nada, de gusto no po (…)a algunos les gusta el campo, a algunos les gusta el pueblo, las ciudades (…) yo, no sé qué es lo que trabajar el patrón, en fábricas, en nada, no salí pa ningún lado, crecí y me quede aquí, ahora onde me van a dar a trabajo, a una mujer tan vieja (…) no me tiraba salir, estuve en Argentina por dos o tres veces, no me quise quedar, mi hermana me decía quédate, pero que me iba a quedar a hacer po, que voy a saber, eso ya de 30 años más joven que ahora, pero no me gusto, no me gusta andar de patrón mandao, no me gusto ni me gusta, porque el patrón, ya por na no lo castigan a uno po según las cosas, uno a veces no entiende (…) en la casa de mi hermano podría estar, pero sin trabajar que iba a estar haciendo ahí po, así que esa gente  por donde quiera que vaya, ese puro trabajo  fábricas, patrones particulares y así, yo nunca supe de trabajar en ni un lao, ni que me estén retando eso no me gusta, o por ahí que me digan las cosas bien, o que me vengan enseñándome, con buenas palabras no fuera, yo,  fui ver todo, que es lo que es la vida fuera y que es lo que es el reglamento, y el que no lo entiende es retao (…) (L. N, En Gajardo, 2014, p. 61).

Las mujeres que deciden quedarse y no cuentan con escolaridad completa, buscan integrarse y participar en su comunidad, abriendo nuevos espacios. Se dedican al cuidado de niños, venta de hortalizas y la recolección de algas, siendo esta ultima un significativo acceso a recursos para las mujeres, otorgándoles una importante posibilidad de independencia económica.

Por otro lado, a nivel organizacional, son muchas las mujeres que participan y que acceden progresivamente a cargos de dirigencia. Varias de las organizaciones comunitarias de isla Alao están presididas por mujeres, juntas de vecinos, agrupación de padres y apoderados, comunidad indígena Apao. Incluso el principal agente religioso de la isla, el Fiscal en dos periodos ha sido realizado por mujeres, algo relevante debido que este cargo comúnmente es masculino.

Debido a la responsabilidad y compromiso con que desarrollan su labor las organizaciones comunitarias administradas por mujeres, se presentan como las más funcionales y que han alcanzado mayores logros y proyección. Asimismo son quienes más participan y colaboran  en intervenciones de orden comunitario que se desarrollan en la isla como por ejemplo; programa contigo aprendo, de la Fundación de Promoción y Desarrollo de la Mujer (PRODEMU), talleres para padres, talleres de artesanía, entre otros.

A pesar de que muchas veces el tiempo que dedican a estas actividades no es contabilizado ni remunerado, son cada vez más las mujeres interesadas en participar en las diversas iniciativas desarrolladas en la isla. Es cada vez más importante el rol de las mujeres en el mundo social rural insular, produciéndose un desplazamiento de lo privado a lo público cada vez más evidente en las mujeres alaguanas. Las subjetividades femeninas en Alao se van transformando en función de nuevos objetivos, necesidades, y su desarrollo personal familiar.

Ser mujer de isla no es fácil dicen ellas, la vida es dura y las prioridades son otras, son conscientes de haber tomado una decisión en la que los discursos dominantes se dirigen al abandono de la ruralidad, más que a la permanencia.

Si bien se han producido diversas transformaciones, respecto al espacio en que se ubica lo femenino en la ruralidad insular, las mujeres se siguen sintiendo diferentes y se autocalifican de mujeres rurales o mujeres de isla. Esto marca en ellas un proceso de diferenciación, en una alteridad, el alejamiento de otro que es distinto a ellas mismas “las mujeres del pueblo”, y por otro lado, la identificación con su comunidad con quienes comparten una vida similar e intereses en común, siendo este uno de las principales experiencias en la construcción de lo femenino en isla Alao.

En el caso de las mujeres alaguanas, podemos observar claramente como el territorio y su espacio en la comunidad, constituyen elementos importantes en la construcción de su identidad de género, diferenciándolas del resto de las mujeres del pueblo. En aspectos como la vestimenta podemos ver esta distinción.

(…) la ropa tiene que andar en buenas condiciones porque si no igual no más lo miran mal o le dicen po, yo ya he andao, ya se, ya me ubico, uno tiene, sus ropas de onde va a salir, al pueblo o va ir a un hospital no va ir con lo que anda trabajando uno po´.  Mi mamá se creció entre los gringos, dice que fue de aquí pero se creció pa’ afuera y esa era ubicada, siempre me decía hijita nunca te dejes sin un peso en tu bolsillo. Lo mejor guardarlo, por cualquier salir, o uno se enferma, o tiene que salir al hospital tiene que traer ropa decente no va a andar con cualquier ropa, toda persona se fija del otro, eso me decía ella y yo fui así también (…) (L. N. En Gajardo, 2014, p. 63).

Para las mujeres alaguanas la vestimenta va asociada al trabajo en la tierra, en la huerta, en el mar. Lo mejor siempre es para los hijos y ellas terminan vistiéndose con lo que queda, regalos y algo de ropa que a veces se compran, ropa usada generalmente. Sin embargo para ocasiones especiales es importante arreglarse, utilizan sus mejores zapatos, faldas, o pantalones, para ir a la posta, actividades de la escuela, misas, reuniones y viajes al pueblo. Fuera de la isla se torna necesario mostrar una imagen distinta, por lo que desarrollan diversas estrategias para adaptarse a las convencionalidades de lo femenino en el mundo urbano dentro de sus posibilidades.

Lo femenino en Alao parece estar siempre ligado a responsabilidades; el cuidado del hogar, los hijos, la pareja, familia, terreno y animales. Es el caso de mujeres que viajan solas a Achao en lancha para luego tomar un bus a Castro para tener sus bebes en el único Hospital de mayor complejidad del Archipiélago. Generalmente tanto el viaje de ida como de retorno lo realizan solas debido que sus esposos se encuentran trabajando fuera de la isla y los demás familiares o hijos mayores se encuentran a cargo de las labores del hogar.

En entrevistas realizadas a profesionales del área de la salud estos también se refieren a como las alaguanas anteponen sus responsabilidades como jefas de hogar a su salud, mujeres que no quieren ser trasladadas a Achao o Castro por urgencias o complicaciones en embarazos o enfermedades. De esta forma podemos ver como las proyecciones de las mujeres alaguanas, se orientan a la obtención de una estabilidad familiar, la entrega de mejores oportunidades para sus hijos, además de llevar una vida tranquila en armonía con la naturaleza y su comunidad.

Mientras otras deciden partir a la ciudad en busca de oportunidades, las que se quedan deben convivir con esta dicotomía entre las posibilidades que entrega lo urbano y su decisión de permanecer en la ruralidad insular. No están dispuestas a renunciar a lo que valoran como sus legítimas reclamaciones, la consideración de su lugar en el territorio, como mujeres y agentes participativos de su comunidad.

A partir de la experiencia de las mujeres alaguanas podemos ver la necesidad de contemplar la multiplicidad de experiencias que supone la constitución del sí mismo, en donde el género, se ve moldeado por diversos elementos, como las categorías sociales y culturales bajo las cuales se construyen los roles delo femenino y lo masculino. El componente histórico de estas, las transformaciones sociales y culturales del contexto, el territorio en este caso rural e insular, que parece ser uno de los elementos más importantes al construir lo femenino en Isla Alao.

Es en este sentido cobra relevancia, la comprensión del territorio y como las mujeres se apropian de este. En el caso de un territorio rural e insular como el de isla Alao, es necesario ampliar la mirada y dejar de considerar las islas como microcosmos sociales y culturales aislados, para considerar la insularidad como una variable interviniente en lo se refiere a la construcción del sí mismo y lo femenino pero que no las determina de manera total. Esto significa entender la insularidad desde la movilidad, el intercambio y el contacto que representa el mar como territorio o más bien maritorio, en este sentido planteamos los espacios intermedios (global – local, rural – urbano) en los que actualmente deben transitar las mujeres alaguanas.

Referencias

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Montecino. S. (1996). Sol viejo, sol vieja. Lo femenino en las representaciones Mapuche. Revista experta Nº 7., Santiago, Chile.

Municipalidad de Quinchao. (2009). Plan de Desarrollo Comunal Quincho 2009-2012, Quinchao. Chile.

¹ Byron Jhon, (Nottingham, 8 de noviembre de 1723 -Londres, 10 de abril de 1786) fue un navegante británico del siglo XVIII, realizó su primer viaje oceánico a bordo de la fragata HMS Wagerque poco después de atravesar el estrecho de Magallanes naufragó el 14 de mayo de 1741 en el archipiélago de Guayaneco, Byron y sus compañeros fueron rescatados por indígenas, kawésqar y chonos, para luego ser dejados en el sur de Chiloé, donde fueron tomados prisioneros por los españoles. Después de meses de cautiverio en Castro y Santiago se les permitió retornar a su país. A partir de este encuentro entrega interesantes descripciones de la naturaleza, del ambiente costero marino y de las comunidades indígenas como los Chonos y kawésqar en su libro «El naufragio de la Wager» (1768). Sin embargo es importante contextualizar estas descripciones desde una mirada eurocéntrica y dominante, en donde la hegemonía de la mirada de los viajeros europeos busca esta bipartición de la tierra entre Europa y el resto del mundo siendo este considerado como botín para la expansión económica y territorial europea, forjando además en los lectores europeos apreciaciones teñidas de racismo y discriminación respecto de quienes habitan otras latitudes. (Pratt, 2010, p. 230)

² Las citas que se presentan a continuación son parte de una serie de entrevistas realizadas por la autora del artículo en isla Alao para la tesis de Magister en Antropología. Isla Alao, Ruralidad insular y procesos de modernización. Universidad Academia de Humanismo Cristiano (2014).

Para citar este artículo: Gajardo, P. (2015). Construcción de género en la ruralidad insular de la Isla Alao. Iberoamérica Social: revista-red de estudios sociales (IV), Pp. 175-185. Recuperado de: https://iberoamericasocial.com/construccion-de-genero-en-la-ruralidad-insular-de-isla-alao

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