
Uno de los desafíos de situarnos desde otros feminismos a los hegemónicos es (re)pensar las trayectorias posibles, las rutas transitadas, reivindicando la memoria de nuestras ancestras, las otras historias que han sido invisibilizadas, como gesto fundante para descolonizar el feminismo. “La descolonización para nosotras se trata de una posición política que atraviesa el pensamiento y la acción individual y colectiva, nuestros imaginarios, nuestros cuerpos, nuestras sexualidades, nuestras formas de actuar y de ser en el mundo y que crea una especie de “cimarronaje” intelectual, de prácticas sociales y de la construcción de pensamiento propio de acuerdo a experiencias concretas” (Ochy Curiel, 2009). Descolonizar el feminismo es esclarecer que a las mujeres no nos unen las mismas características y que habitamos […]