
Nuestro pensamiento universal y las reflexiones críticas que alimentamos desde Iberoamérica son, antes que universales, situadas; y previo a ser reflexionadas, atraviesan la materialidad de los hechos, los territorios y los cuerpos. De alguna manera eso ha pregonado los últimos 50 años el filósofo, historiador y teólogo Enrique Dussel: `si algo nos distingue del pensamiento occidental es pues que somos las víctimas del “mito de la modernidad”´, entre otras cosas porque ese espíritu eurocéntrico se consolidó saqueando a sus colonias. Esa premisa ética es en Dussel no solo una filosofía, una teología, sino también una política de liberación situada desde las periferias y los márgenes, tal como lo es su origen en el pequeño pueblo de La Paz, Mendoza –Argentina-. […]