
“Mirá la frutilla, la podés elegir, solo 100 el medio quilo”, grita un desconocido mientras bajo la Tristan Narvaja. La calle, que de lunes a viernes está llena de librerías y cafés, a lo largo del domingo se convierte en feria de frutas y legumbres, quesería, librería, viejería: todo se encuentra, y todo se vende. De lo nuevo al lo que ya no tiene uso. Quizás un día la feria fue una calle, la que lleva el nombre, pero hoy marca todo un espacio, pasada la 18 de Julio, pasando por Colonia, Mercedes, Uruguay, Payasandu – y en el sentido transversal, hasta Gaboto, Magallanes.