
Los desafíos de la docencia han venido en aumento en las últimas décadas, directamente relacionados con los avances, el dinamismo y lo inesperado del día a día. En esta dirección, se puede señalar que una premisa relevante es aprender a enfrentar la incertidumbre, puesto que vivimos una época cambiante donde los valores son ambivalentes, donde todo está ligado (Morín, 1999). Lo cierto es que los sistemas educativos han estado anclados a entregar certezas a los estudiantes, en la creencia de un bienestar basado en la estabilidad. Esto, sin duda, con la actual crisis sanitaria se ha remecido con intensa fuerza, lo cual nos indica que la necesidad de cambiar no debe ser accesoria, sino que profunda y preparada para lo […]