DescargaMartha Angélica Soriano Sánchez.
Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México.
mangsors@hotmail.com

Recibido 22 de marzo – Aceptado 22 de abril

 

Resumen: En este artículo enfatizamos la importancia de lo que podríamos llamar glocalidades[1] o localidades habitadas por las Juntas del Buen Gobierno (JBG) de los caracoles zapatistas en tanto cruciales emplazamientos de vida para entender las implicaciones de los procesos de globalización. Ello con el fin de resaltar los diversos proyectos de resistencia descolonizadora en búsqueda de otra globalización donde imperen metabolismos socio-ecológicos más sensatos trazados bajo esquemas colectivos de apropiación, uso y gestión de ‘recursos’ guiados por una lógica de las necesidades y de carácter cada vez más local y regional. Para ello se entreteje un bosquejo de los referentes teóricos que constituyen el campo de estudio en construcción de la ecología política con el fin de poner de relieve  la especificidad que se plantea con el término ecología política de la diferencia (Escobar). Dando cuenta del papel estratégico que juega la región mesoamericana, donde se localizan los diversos proyectos de autonomía zapatista, para el ‘nuevo’ imperialismo de acumulación por despojo.

Palabras clave: glocalidades, caracoles zapatistas, ecología política de la diferencia

 

Abstract: In this article we emphasize the importance of what we might call glocalities or inhabited localities by the Good Government Boards (JBG) of the caracoles zapatistas as crucial emplacements of life to understand the implications of globalization processes. In order to underline the divers projects of decolonizing resistance looking for another globalization where more  reasonable socio-ecological metabolisms prevail by being outline under collective schemes of appropriation, use and management of ‘resources’ lead by a logic of necessities and with an increasingly  local and regional character. For this we interweave an outline of the theoretical references that constitutes the research field in construction of political ecology aiming to highlight the specificity that lay out with the term political ecology of difference (Escobar). Giving account of the strategic role that mesoamerian region, where the divers projects of zapatista autonomy are located, plays for the ‘new’ imperialism of accumulation by dispossess.

Keywords: glocalidades, caracoles zapatistas, political ecology of difference

 

La construcción de autonomía que hoy día entretejen en resistencia diversas comunidades étnico-culturales (tzeltales, tzotziles, tojolabales, mames, zoques, choles) al habitar los caracoles zapatistas en el sureste mexicano, con base al ejercicio político-colectivo de la Juntas del Buen Gobierno (JBG- siguiendo los siete principios del <<mandar obedeciendo>>[2]), es articulada por cierta dimensión, que podríamos traducir o plantear desde nuestra incursión analítico-académica en tanto, ecológico-política de la diferencia. Tal dimensión podría ofrecernos importantes lecciones y posibilidades de re-creación de otros metabolismos socio-ecológicos[3] más sensatos frente a la inminente crisis combinada (energética, climática, alimentaria y de pobreza) del <<proyecto civilizatorio de muerte>> que vivimos. Se trata de un proyecto de carácter monológico pero maquillado [desde 1945 momento histórico-político en que EU se alzó en tanto principal potencia económica promoviendo la constitución de nuevas instituciones de capital global (FMI, BM), una política imperial sintetizada en los estatutos del <<Consenso de Washington>> y organizaciones militares, así como paralelos procesos de descolonización jurídico-política  en África y Asia que sólo implicaron transformaciones en las formas de dominación desplegadas por la Modernidad pero que en lo efectivo asientan el tránsito hacia la <<colonialidad global>> del ‘sistema-mundo europeo/euro-norteamericano capitalista/patriarcal moderno/colonial’ (Cf. Castro-Gómez, Grosfoguel, 2007, p. 13-14)] por “Democráticos” Multiculturalismos Asimilacionistas y supuestas “agendas de sustentabilidad” a manos de cierto “Capitalismo Verde” Neoliberal. Tales medidas proyectos y programas paliativos evidencian su contradicción fundacional al seguir apelando al crecimiento económico (socio-ecológicamente insostenible y profundamente desigual con referencia a la División Internacional del Trabajo entre países capitalistas centrales y países capitalistas periféricos) en tanto precondición para la sustentabilidad (Delgado, 2011; Harvey, 2004).

Con base a tales dinámicas globales-nacionales asentadas mediante la heterarquía  del poder [4]se pretende enfatizar las políticas socio-ecológicas y culturales de la diferencia que desde la territorialidad o localidades habitadas y construidas por los pueblos indígenas originario-campesinos fundamentadas en sus sistemas ancestrales de producción que combinan oralidad, historia e identidad. De esta forma los lugares habitados cobran un papel fundamental e invaluable, con referencia a los encarnamientos y emplazamientos de vida,  identidad, cultura y construcción socio-ecológica, en cuanto cruciales puntos de partida para entender las implicaciones de los procesos de globalización.

La instauración de la  Globalidad Imperial, reforzada a través de la violencia y represión muchas veces apoyada o solventada desde los mecanismos de poder fáctico de los Estados-Nación, también responde al resistente y re-existente (aludiendo el término propuesto por Adolfo Albán Achinte)ejercicio de autonomías locales o regionales (denominadas <<colonialidades globales>> por Escobar). Múltiples historias locales no-occidentales unidas  transversalmente en la diferencia por varios aspectos:  por un lado el enfrentamiento con Occidente; por otro lado la importancia de sus memorias socio-históricas vivas, respecto a lo que agregaríamos en énfasis epistémico-político la coetaneidad o simultaneidad espacio-temporal de nuestro presente indígena (negada por la sistemática homogeneización promovida por los procesos de globalización neoliberal  ya que), se trata de los herederos vivos de  culturas profundas, originarias y ancestrales que no sólo existieron y forman parte de tiempos remotos sino que están siendo perviviendo en re-creación desde la resistencia-articulación-construcción organizada, no pertenecen al pasado, ni se quedaron estancados en tiempos primitivos (desde la escatológica linealidad de la Historia Eurocentrada),  sino que se trata de diferentes formas de vida que se afirman desde sus colectividades ancestrales localizadas; y por último la lucha por la paz con justicia y dignidad que implica un conocimiento de las múltiples injusticias históricas y que por tanto no radicaría en discursivos reconocimientos asimilacionistas sino en dejar de perpetuar prácticas de explotación, subordinación e indignidad ancladas a un principio organizativo etno-racial  Re-producido por oligarquías blancas y mestizas (y sus múltiples agregados) de hegemonía monoétnica[5].

Retomando los planteamientos de Ramón Grosfoguel y Walter Mignolo, tal diversidad en las historias, estrategias, confrontaciones y respuestas pueden ser unidos desde un proyecto descolonizador (de ahí la opción y propuesta del giro decolonial para el programa de investigación modernidad/colonialidad/decolonialidad[6]) que se asuma desde la actitud[7] de un pensar-actuar descolonial [8] lo que posibilite la escucha atenta, abierta y en aprendizaje (Lenkersdorf, 2008) delas fuerzas epistémico-políticas hilvanadas desde diferencias coloniales [9] de conocimientos, prácticas y sentires generados en el incesante proceso de vivir en los bordes epistémicos, ontológicos y políticos del sistema-mundo moderno colonial. Estas epistemologías fronterizas que han permanecido silenciadas a través de la inferiorización, violencia y represión sistemática mediante conjuntos-dinámicos de prácticas euro-norteamericano-céntricas. Por tanto se trata de la construcción de diversos proyectos pluriversales enlazados desde la diferencia que se desenganchen o desconecten de ese fundamentalismo epistémico erigido a través del dispositivo modernidad/colonialidad [contando con el fundamental refuerzo de las fragmentaciones cognitivas con las que se edifica el cuerpo disciplinario básico de las Ciencias Sociales a través de las cuales se consigue naturalizar los modelos y formas de vida de la sociedad liberal-neoliberal en cuanto “irrebatible” referente Universal y teleológico en la labor Re- productiva de Conocimiento Científico) (Lander, 2000)],  para culminar el proyecto inacabado de la descolonización en búsqueda de otra globalización.

Otro importante referente teórico lo conforma el análisis desde la geografía crítica que David Harvey  plantea acerca de la cuestión de la reproducción ampliada del capitalismo de acumulación por desposesión[10]. Lo denomina de esta manera porque, retomando los planteamientos de Marx, le resultaría desacertado llamar “originario o primitivo” a procesos depredadores que han persistido en el transcurso de los últimos 500 años (Harvey, 2009, p. 113). Mediante esta noción analítica alude a los procesos de ampliación territorial capitalista (‘soluciones externas’),  basados en el despojo, robo y saqueo “legales” casi en gran parte de los ejemplos, con los que se configura la búsqueda y creación de nuevos nichos de mercado con base a la racionalidad instrumental-capitalista-neocolonial-imperial para la superación de crisis cíclicas en los que se generan excedentes de capital.  Ejemplos de ello que podríamos destacar respecto al contexto y tema que nos atañen serían: Proyectos como IM (Iniciativa Mérida) que, citando a Delgado y Romano no son un objetivo en sí mismo, sino que constituyen un medio más para garantizar los intereses del sector privado y del gobierno de EU y de sus socios menores locales (Delgado, 12 de Octubre de 2007), proceso que en los hechos toma forma de una compleja y peligrosa dinámica de estabilidad-inestabilidad [socio-política y militar] (2011b, p. 92), el PPP (Plan Puebla Panamá) <<que supuestamente no es un tratado de libre comercio sino un ‘plan de desarrollo’ para que la necesaria privatización deje operar las bondades de libre mercado>> (Delgado, 2004); la instalación de acueductos subterráneos para saqueos de recursos hídricos; o la instauración del CBM (Corredor Biológico Mesoamericano); sumado al programa de biocombustibles o  corredores turísticos del mundo maya con los que se pretende atropellar y fragmentar la territorialidad indígena-zapatista.

Con base a proyectos, programas, planes iniciativas y discursos “Conservacionistas”  y de “Desarrollo sustentable” se están reforzando estrategias de <<biopiratería>>, esto es el robo y apropiación de saberes socio-culturales históricamente colectivos de las comunidades indígenas para que el mercado global capitalista supere sus reiteradas crisis de sobre acumulación  reasignando excedentes a través de la creaciónde, por ejemplo,  un sistema mundial de bioprospección así como de propiedad intelectual (Delgado, 2002) [11], entre muchos otras formas de mercado rapazmente desiguales y socio-ecológicamente insostenibles diría Joan Martínez Alier <<el metabolismo de las sociedades ricas no se podría sostener sin conseguir a precios baratos los recursos naturales de los proveedores de materias primas, es una condición estructural>> a lo que agregarían Ficher-Kowalski, Haberl (2000) <<Sólo podemos desarrollar estrategias si comprendemos adecuadamente las variables económicas, tecnológicas y culturales de las sociedades industriales, que influyen en este metabolismo y definen sus interacciones>>. Esto nos llevaría a un escenario donde la competencia por el control de mercados ‘post-coloniales’ en desarrollo se convierte en objeto primordial de disputas capitalistas entre potencias metropolitanas y corporaciones o biocapitales transnacionales que operan desde una lógica de “derecho” a la propiedad privada debido a que en regiones periferizadas (como América Latina) pueden fácilmente deslindarse de responsabilidades respecto a  las consecuencias de contaminación-presión ambiental, las implicaciones de injusticia social o los costos de “externalidades”, e.d. pasivos ambientales  que se generarían desde la construcción, apertura y cierre del negocio en cuestión sea de minerales (extractivista), de biodiversidad (biopiratería), de agua (robo de recursos hídricos así como paralelas regalías provenientes de la generación de energía mediante plantas hidroeléctricas), etc. De ahí la importancia de otros esquemas colectivo-comunales de apropiación, uso, gestión y usufructo de recursos guiados por una lógica de las necesidades y de carácter cada vez más local y regional. De esta manera reiteramos el carácter estratégico de la región latinoamericana (específicamente la mesoamericana de la que forma parte el Soconusco y sierra de Chiapas) en el contexto global del ´nuevo´ imperialismo de acumulación por despojo, ya que es vista por capitales extranjeros,  sus minoritarios socios nacionales así como las oligarquías en el poder en tanto simple mercado infravalorando necesidades y consecuencias futuras al pasar por alto decisivas cuestiones de metabolismo socio-ecológico.

Frente a tendencias de despolitización sobre cuestiones ambientales y ecológicas se posiciona la ecología política en tanto campo de estudio en construcción. Sus referentes teóricos principales remiten a aportaciones elaboradas desde la economía ecológica crítica,  la ecología marxista, la antropología o ecología cultural y la geografía crítica (manteniendo diálogos importantes con campos de historia ambiental, sociología política, ecología histórica, entre otros) con los que se pone al centro del debate y análisis las relaciones de poder o procesos de apropiación que entretejen las tensas dimensiones de estudio que articulan este campo teórico-práctico.

La ecología-política es definida como el estudio de conflictos ecológico-distributivos (Martínez Alier, Escobar, Leff, Toledo)  ligado, en términos de Martínez Alier, al comercio ecológicamente desigual entre países ricos y pobres o a expresiones de justicia ambiental con lo que el calificaría de ecologismos de los pobres e. d. se trata de

Conflictos sobre el acceso, despojo, uso, control y usufructo de los territorios y los recursos ahí contenidos (lo que incluye, por tanto, reconocer y verificar las contrafuerzas existentes y sus propuestas alternativas.  Y aunque el despojo y usufructo privado de los recursos en efecto no es nuevo sino algo estructural del sistema actual de producción, resulta cada vez más claro que la creciente acumulación de capital demanda una explotación y transformación mayor del entorno natural y social con implicaciones socio-ambientalmente desiguales y sinérgicas […] que da cuenta de la importancia que tiene en los análisis teórico-empíricos el reconocimiento explícito de los sistemas de poder, influencia y subordinación presentes en las relaciones sociales y productivas contemporáneas en todas las escalas temporales y espaciales […]Estudiar los intentos de la eco-tecnocracia internacional para establecer normas ecológicas que perpetúen la desigualdad entre ricos y pobres y que permiten condiciones propicias para el intercambio ecológicamente desigual entre países, pero también el analizar cómo la lógica del beneficio privado es una lógica de beneficios cortos y de infravaloración de las necesidades futuras (Delgado, 2013, pp. 1, 5).

A partir de tales definiciones Arturo Escobar señalaría la importancia de conflictos sobre distribución cultural (donde estarían implicadas las referidas dinámicas de negación de diferencia cultural), o de las políticas ecológico-culturales basadas-en-lugar, lo que le permitiría articular la noción de ecología política de la diferencia. Con ella enfatizaría la importancia de robustecer  redes glocales construidas desde múltiples autonomías contrahegemónicas al poner en conexión los marcos integrados de estas diversas economías, ambientes y culturas  que se alzan en cuanto respuestas a una Euro-Norteamericana-céntrica Teleología. De tal forma que se trataría de asumir en tanto puntos epistémico-políticos y ontológicos de partida la diferencia geopolítica, corpo-política,  socio-histórica y cultural de diversas <<colonialidades globales>> (para desmarcarse de constantes procesos de subalternización o inferiorización propios de la colonialidad[12]) que se podría jugar mediante la atenta escucha y la experiencia con-vivida desde los caracoles zapatistas logrando con ello sacudir y transformar nuestras colonizadas nociones sobre  naturaleza,  vida o cultura para que asumamos su urgente defensa mediante su resignificación desde lo local-regional.   (Escobar, 2010, 2008, 2005). Diría Escobar,

El gran desafío está en visibilizar lo ‘no-liberal/no-capitalista/no-estatal’ en sus propios términos. Este proceso –no sólo de descolonización epistémica sino de verdadera re-construcción de mundos y conocimientos de otro modo- desborda el panorama actual de las ciencias sociales modernas, incluyendo las vertientes europeas del pensamiento crítico (Escobar, 2012, p. 15)

La puesta en relieve de la existencia de sistemas de valoración múltiples enraizados en saberes ancestrales a partir de lógicas y racionalidades radicalmente distintas  sitúan el ineludible problema de sostenibilidad  o la rapaz colonialidad de la naturaleza (o la vida misma) que implicarían los modelos de “Desarrollo sustentable” neoliberales, ya que suponen un Desarrollo desterritorializado, incorpóreo y sumido en abstracciones prefabricadas donde se comete el grave error de homogeneizar soluciones (desde la lógica capitalista posmoderna-neocolonial- globalizada). Es por ello que otras lógicas de diferencia colonial son difícilmente consideradas seriamente y muchos menos incorporadas en proyectos o programas de diseño y prospección socio-ecológica porque implican cuestionamientos radicales a los supuestos modernos con los que se articulan estas propuestas “verdes” (naturaleza/cultura, individualismo, ejercicio político sólo desde la clave Democrático-iluminista de la Sociedad Civil). Por ello nos resultaría de decisiva relevancia el énfasis y robustecimiento de las redes construidas a partir del vivir digno zapatista, ya que desde el fundante hecho dela recuperación de tierras en disputa con base a los derechos de sujetos históricos colectivos (250, 000 has.) se opera una crucial reconfiguración territorial en Chiapas con los que se reactiva la  memoria larga y profunda de estos autogobiernos pluriétnicos.

En este sentido plantearíamos como fundamental la labor de abrir nuevas vetas teóricas  y de investigación con base a las tendencias transdisciplinarias en los saberes donde se aludan horizontes de sentido otros en retroalimentación con las tendencias mencionadas donde podríamos destacar a la epistemología de la complejidad y el constructivismo. Por ello trazaríamos en tanto potenciales proyectos de investigación el trazar las bases teórico-conceptuales de lo que denominaríamos <<ecología-política de la diferencia desde los caracoles zapatistas>>. Poniendo de relieve la labor de traducción analítico-académica respecto a conocimientos y prácticas ancestrales re-creadas en cotidianidad-cíclica con referencia a saberes cosmogónicos que constituyen la memoria socio-histórica y las singularidades étnico-culturales de los pueblos indígenas originario-campesinos.

Por ello sería importante dar cuenta de la situación actual y perspectivas posibles al explorar iniciativas, respuestas y articulaciones de la diferencia, frente a procesos como la Modernidad o el Desarrollo, en contextos de globalización (hoy día guiados por hegemónicas tendencias neoliberales o de <<Globalidad Imperial>>) apelando a desmarcarse de los Monólogos Juristas, Filosóficos o Económicos dominantes (respecto a la Nación, Desarrollo, Identidad, Derechos Humanos, Sociedad Civil que atan la apertura de posibilidades re-creativas y auténticamente interculturales mediante sus perfiles Universalistas de Democracia y “Desarrollo Sustentable” Neoliberal). Conocer las estrategias socio-ecológicas que conforman la singularidad y fuerza étnico-cultural del imaginario y memoria socio-histórica con los que las comunidades enactúan [aludiendo el término <<enacción>> propuesto por Francisco Varela (2005)[13] ] estableciendo  múltiples relaciones de sujeto a sujeto con su Madre Tierra implicando a su vez una fuerte posibilidad para repensar la fundante disociación Moderna entre naturaleza/ cultura-hombre ya que para los pueblos originario-campesinos no hay disociación sino co-existencia intersubjetiva entre las comunidades y los territorios, la naturaleza o su Madre Tierra, en el sentido de <<ontologías relacionales>> aludido por Gudynas (2010)[14]. Por otro lado también se podría resaltar la importancia de la <<racionalidad-campesino-zapatista>> trazada fundamentalmente a partir de la cultura ecológico-política que surge de 500 años  de resistencia de los pueblos indios con base a sus historias, memorias y subjetividades experimentadas y construidas desde sus reconfiguraciones territoriales que hoy se empoderan a través del <<buen gobierno>> de los 38 MAREZ (Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas).

Así como comprender (desde un horizonte de epistemología de la complejidad) las simultáneas y transversales dinámicas, flujos, procesos, redes y problemáticas socio-ecológicas, étnico-culturales y políticas  que apuesten por la configuración de nuevos nodos de investigación o poner en práctica la incursión problematizada, asumiendo como punto de partida la diferencia colonial[15] (epistémica, política y ontológica), sobre la noción de territorialidad[16]. Situada en las efectividades socio-ecológicas, étnico-culturales y políticas que conforman la región de Soconusco y Sierra, en el estado de Chiapas [distinguidas, respecto a una tercera zona (Istmo-costa) con base a las notorias diferencias climáticas señaladas por el geógrafo y etnólogo Karl Helbig (Aubry, 2006)]. Localidades signadas por la complejidad e intrincamiento de dinámicas globales-locales, de las que se  resaltaría el análisis de los flujos y redes que constituyen su metabolismo socio-ecológicamente sensato construido desde la autonomía de los caracoles zapatistas, e. d. a partir de procesos basados-en-lugar o territorialidades encarnadas.

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[1] ‘Redes tales como las de los indígenas, los ambientalistas, las ONG y otros movimientos sociales se están haciendo más numerosas y de mayor influencia a niveles locales, nacionales y transnacionales. Muchas de estas redes pueden ser vistas como productoras de identidades basadas-en-el-lugar y a la vez transnacionalizadas. También se pueden considerar como productoras de “glocalidades” alternativas a aquéllas del capital, los medios y la cultura global. Todas las glocalidades son tanto locales como globales, pero no son globales y locales de la misma manera (Dirlik, 1997). Es importante considerar aquéllas que promulguen una política cultural en defensa del lugar y la naturaleza. Estas glocalidades podrían propiciar reorganizaciones visibles del lugar desde abajo y la reconquista del espacio desde el mismo lugar de su arraigo. La creación de mundos regionales -regiones completas, tales como ecosistemas particulares o localidades interconectadas- se está convirtiendo en un proceso cada vez más sobresaliente y disputado con la creciente globalización’ (Escobar, —, p. 135-136) (las negritas a lo largo del texto son marcadas para fines de este anteproyecto de investigación)

[2] Cómo lo reafirman en su más reciente comunicado <<con la guía de servir y no servirse/representar y no suplantar/ construir y no destruir/ obedecer y no mandar/ proponer y no imponer/ convencer y no vencer/ bajar y no subir>>  Ellos y nosotros, VII. L@s más pequeñ@s, introducción.

[3] <<un marco para distinguir entre culturas, sociedades o regiones según sus relaciones de intercambio características con la naturaleza…se entiende por metabolismo básico los flujos físicos o intercambios de materiales y energías locales y regionales regido por mecanismos naturales de reciclaje que sustentan la reproducción natural de recursos: agua dulce, aire, biomasa vegetal o animal; y por metabolismo ampliado (similar al tecnometabolismo de Boyden) la extracción de recursos no-renovables, generando nuevos problemas con los desechos y contaminación propias de estas producciones que han intensificado a ritmo exponencial  sus actividades de explotación gracias a las innovaciones tecnológicas, catalizando nuevos procesos biogeoquímicos  (interferencias antropogénicas) que sobrecargan la capacidad del ecosistema para adaptarse progresivamente en términos evolutivos>> (Ficher-Kowalski, Haberl, 2000, p. 22)

[4] ‘perspectiva heterogénea histórico-estructural (Quijano, 2000), o una heterarquía (Kontopoulos, 1993), es decir, una articulación de múltiples jerarquías, en la cual la subjetividad y el imaginario social no son epifenómenos derivados de las estructuras sino constitutivas del sistema-mundo (Grosfoguel, 2002). En esta conceptualizacíon, la idea de raza y el racismo no son superestructurales ni instrumentales a una lógica de acumulación incesante de capital a escala mundial, sino constitutivas del mismo desde su interior. El <<patrón de poder colonial>> es un principio organizador que envuelve la explotación y la dominación ejercida en múltiples dimensiones de la existencia social, desde las económicas hasta las formas organizativas de lo político, las instituciones estatales, las relaciones de género, las estructuras de conocimiento y la reproducción de la familia nuclear (Quijano, 2000)’(Grosfoguel, 2006 )

[5]Apuntamos a pie de página que claramente se toma como referente el carácter monocultural y uninacional que el Estado-Nación Mexicano (va desarrollando en tanto  dinámicas de colonialismo interno dominado a manos de elites u oligarquías criollas o mestizas)  ha pretendido imponer [adscribiendo (en subordinación) al Universalismo Abstracto de Democracia, Ciudadanía y Derechos del Hombre dictados con referencia a la tradición elaborada por Occidente que va de los antiguos griegos, las revoluciones intraeuropeas, a la ilustración europea] a través de una historiografía oficialista con base al crisol del  <<mestizaje- ciudadanía>> que anula las constitutivas diferencias y pluralidades étnico-culturales, como bien lo demuestran la historia socio-política en la que se gesta la organización de las comunidades zapatistas (Ejemplos sobran tal como nos indica la Dra. Violeta Núñez en el seminario con motivo de los 20 años de resistencia zapatista: la contrareforma de 1992 al artículo 27 con la que se comienzan a establecer mecanismos para privatizar la propiedad social; la firma del TLC el mismo años para ser puesto en vigor hacia el 94 dando un golpe mortal a la agricultura, al campesinado y a la soberanía alimentaria nacional;  los diálogos y acuerdos de San Andrés Larraínzar lo que deja en claro la complicidad de los tres niveles de gobiernos y  por parte de cada uno de los partidos políticos implicados con la maquinaria de dominación-explotación que subyuga, atropella y pretende exterminar a los pueblos originarios, sus cosmogonías, sentidos y formas de vida).

[6] ‘las distintas historias locales no-occidentales tienen en común el enfrentamiento con occidente […] de tal modo que la <<decolonialidad>> como la pensamos en América del Sur, el Caribe y en Estados Unidos no es universable en sus particularidades. Pero sí la descolonialidad como concepto y proyecto es el conector entre pensadores, activistas, académicos, periodistas, etc., en distintas partes del mundo (así también en la Unión Europea y Estados Unidos): el conector entre todos aquellos y aquellas que piensan y hacen a partir del sentido del mundo y de la vida que surge de la toma de conciencia de la herida colonial’(Grosfoguel, Mignolo, 2008, p. 34-35)

[7]‘El concepto de giro des-colonial en su expresión más básica busca poner en el centro del debate la cuestión de la colonización como componente constitutivo de la modernidad, y la descolonización como un sinnúmero indefinido de estrategias y formas contestatarias que plantean un cambio radical en las formas hegemónicas actuales de poder, ser, y conocer […] La  actitud desclonial nace cuando el grito de espanto ante el horror de la colonialidad se traduce en una postura crítica ante el mundo de la muerte colonial y en una búsqueda por la afirmación de la vida de aquellos que son más afectados por tal mundo’.  (Maldonado-Torres, 2008, p. 66)

[8]‘De modo que cuando decimos «decolonialidad» y por ello significamos el tercer término del complejo modernidad/colonialidad/descolonialidad, estamos significando un tipo de actividad (pensamiento, giro, opción), de enfrentamiento a la retórica de la modernidad y la lógica de la colonialidad. Ese enfrentamiento no es sólo resistencia sino re-existencia, en el sentido del pensador, artista y activista colombiano Adolfo Albán Achinte […] en el pensamiento occidental, la tradición [e. d. Grecia y la Ilustración] es sostenible, y es parte de la modernidad, mientras que la tradiciónfuera de occidente (India, el Medio Oriente, África, América del Sur), se lo tiene como una instancia necesaria de superar mediante la modernización como proceso y la modernidad como horizonte. Reflexionar de esta manera es una crítica al racismo epistemológico de occidente y una instancia simple de pensamiento descolonial lo cual lleva a re-ordenar el mapa de categorías filosóficas que sostienen proyectos económicos y políticos tales como el «desarrollo».’ (Grofoguel, Mignolo, 2008, p. 34)

[9] ‘La diferencia epistémica colonial, apunta hacia otra dirección: al pensamiento a partir de los saberes relegados y subalternizados no ya como una búsqueda de lo auténtico y lo antitético, sino como una manera de pensar críticamente la modernidad desde la diferencia colonial. Esto es, una epistemología fronteriza que, desde la subalternidad epistémica, reorganiza la hegemonía epistémica de la modernidad’ (Mignolo, 2004, p. 234) por tanto no se busca reconocimiento sino afirmación epistémica desde la diferencia colonial habitada, se trata de la descolonización intelectual-práctica-sentida entendida en tanto ‘performatividad’ crítica de la diferencia colonial

[10] ‘Una mirada más atenta de la descripción que hace Marx de la acumulación originaria revela un rango amplio de procesos. Estos incluyen la mercantilización y privatización de la tierra y la expulsión forzosa de las poblaciones campesinas ; la conversión de diversas formas de derechos de propiedad– común ,colectiva ,estatal ,etc.- en derechos de propiedad exclusivos ; la supresión del derecho a los bienes comunes; la transformación de la fuerza de trabajo en mercancía y la supresión de formas de producción y consumo alternativas; los procesos coloniales, neocoloniales e imperiales de apropiación de activos, incluyendo los recursos  naturales; la monetización de los intercambios y la recaudación de impuestos, particularmente de la tierra; el tráfico de esclavos; y la usura, la deuda pública y, finalmente, el sistema de crédito. El estado, con su monopolio de la violencia y sus definiciones de legalidad, juega un rol crucial al respaldar y promover estos procesos’ (Harvey, 2009, p. 113)

[11] ‘Los sectores científico-productivos que hacen uso de la biodiversidad y de los conocimientos a ella asociados […] por un lado, se interesan en recuperar el conocimiento precapitalista sobre la biodiversidad que las comunidades indígenas aún conservan, mientras que por el otro deben lidiar con una crisis ecológica cada vez más aguda, así como con el creciente proceso de exclusión y exterminio de las culturas y las comunidades indígenas del planeta. Irónicamente, el rescate del conocimiento indígena no se está llevando a cabo a partir del reconocimiento y el fomento de la existencia de los pueblos indígenas como tales, sino a través de la sistematización de sus saberes (antes que perezcan definitivamente), tal como sugiere el proyecto del BM denominado Conservación de la biodiversidad  e Integración del Conocimiento tradicional de las plantas medicinales al Sistema de Salud Básico en América Central y el Caribe. En definitiva se trata de “traducir” al lenguaje científico-regido por la lógica de la propiedad privada (patentes, derechos de autor, etc.)- un conocimiento que históricamente fue colectivo” (Delgado, 2009, p. 89); “El corredor biológico mesoamericano  fue considerado, hacia fines de la década de 1990, modelo de corredor y ejemplo mundial de conservación –a  pesar de las numerosas denuncias sobre el saqueo biológico y de conocimiento indígena que el programa estaba llevando a cabo- . Ese saqueo fue, por lo menos, facilitado por las normativas del corredor biológico, al homogeneizar las pautas legales sobre el acceso, la gestión y el usufructo de la biodiversidad y de su conocimiento asociado. Esto indica a las claras que los corredores son altamente estratégicos, dado que contienen la biodiversidad y los recursos naturales en su estado nativo, lo que permite obtener información adicional sobre su ciclo vital y su entorno, pero sobre todo porque contienen, a su vez, los saberes propios de las culturas indígenas’ (Delgado, 2009, p. 91)

[12] ‘Así la noción de colonialidad  señala dos procesos paralelos: la supresión sistemática de culturas  y conocimientos subordinados (encubrimiento del otro) por la modernidad dominante; y la necesaria emergencia, en el encuentro the conocimientos particulares conformados por esta experiencia que al menos tiene el potencial de devenir en sitios de articulación de proyectos alternativos y de posibilitar un pluriverso the configuraciones socio-naturales’ (Escobar, 2008, p. 12)

[13] ‘Precisamente la mayor capacidad de la cognición viviente consiste en gran medida en plantear las cuestiones relevantes que van surgiendo en cada momento de nuestra vida. No son predefinidas sino enactuadas: se las hace emerger desde un trasfondo, y lo relevante es aquello que nuestro sentido común juzga como tal, siempre dentro de un contexto’ (Varela, 2005, p. 89)

[14] ‘En América Latina cobraron fuerte protagonismo las posturas de algunos pueblos indígenas, donde el dualismo del antropocentrismo es suplantado por redes relacionales que integran en igual jerarquía a distintos seres vivos u otros componentes del ambiente. Esta perspectiva de relacionalidad y continuidad se nutre de ejemplos que provienen de distintos pueblos indígenas’ (Gudynas, 2010, p. 64).

[15] Posicionamiento epistémico-político que pretende dejar de reforzar  la colonialidad (del poder, del ser y del conocimiento) entendida en tanto amplios procesos de heterogeneidad histórico-estructural con los que se consigue subaltenizar, silenciar, olvidar, violentar o relegar gramáticas, prácticas y conocimientos de diversas expresiones étnico-culturales, en este sentido retomamos a Nelson Maldonado-Torres ‘Para pensar la complejidad de la colonialidad vale pensar, tal como Aníbal Quijano ha apuntado, que la llamada «dependencia» no se puede explicar sólo a partir de fuerzas exteriores que se imponen a los países previamente colonizados, sino también a fuerzas interiores que mantienen distintas jerarquías raciales en los países en cuestión (Quijano, 2000, 1997). Son estás jerarquías las que continúan siendo reproducidas tanto en las formas de imperialismo actual como en proyectos de nacionalización basados en la hegemonía blanca o mestiza’(2008, pp. 64-65). De esta forma se optaría por ir más allá de las jerarquías epistémicas imperiales que sostienen el provincialismo eurocéntrico al asentar al capital-mercado en tanto única forma económica posible; a la euromodernidad y la sociedad capitalista liberal-neoliberal en cuanto Universal horizonte epistémico, político y cultural; y al Estado-Nación en tanto referente central (en constante reconfiguración de cara a los intensos procesos de desterritorialización del capital financiero y bursátil transnacional) de lo social y económico-político.

[16] Planteada  en tanto complejidad multidimensional. Se trataría de un análisis elaborado con base a las efectividades de  procesos, flujos y confrontaciones que articulan el complicado, tenso y violento contexto geopolítico en Chiapas, considerando la condicionante escala global de hegemónicas efectividades neoliberales de “Desarrollo Sustentable” o “Capitalismo Verde” (que defiende el crecimiento económico en tanto precondición para la sustentabilidad, e. d., mantienen la inamovible prioridad de lo económico, así como laaceleración en los ciclos de producción y consumo en tanto panacea de desarrollo-bienestar); pero elaborado en prioritarios términos locales y regionales,  prestando especial atención a las soluciones plurales y proyectos de vida-desarrollo basadas en decisiones autónomas desde y a partir de  las comunidades zapatistas concretas. En otras palabras partiríamos de las territorialidades in-corporadas construidas con base a las dinámicas y luchas de sujetos colectivos, donde comunidades y espacios habitados son vividos y construidos en tanto unidad orgánica, en cuanto simbiosis entre naturaleza y comunidad.

Para citar este artículo: Soriano Sánchez, M. (2014). Glocalidades re-creativas. Ecología-política de la diferencia desde los caracoles zapatistas. Iberoamércia Social: revista-red de estudios sociales, II, pp. 104-115. Visto en: https://iberoamericasocial.com/glocalidades-re-creativas-ecologia-politica-de-la-diferencia-desde-los-caracoles-zapatistas/

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