DescargarSin duda alguna, los procesos migratorios, cualesquiera fuesen sus protagonistas y sus motivaciones, los lugares de partida y de llegada, presentan no pocas semejanzas a lo largo de todos los tiempos. Asimismo, constituyen una temática que no pierde actualidad, al fragor de los acontecimientos, muchas veces trágicos, que día tras día se suceden en torno a las migraciones: por unas razones u otras, esos grupos humanos que se han visto y se ven compelidos –por circunstancias a veces dramáticas- a abandonar su tierra de origen para afincarse en nuevos espacios, han experimentado y experimentan vivencias similares: la búsqueda de inserción, los tropiezos en la adaptación a las sociedades de acogida y, en múltiples ocasiones, la batalla contra la xenofobia, las crisis de identidad y sus negociaciones y re-elaboraciones, el irremediable abismo de la distancia con el país que quedó atrás, una distancia que se agranda cuando se interponen mares u océanos. Nostalgia y angustia existencial, al fin, que potencia la emigración, y que con tanta luz describió en su poesía Negra Sombra 1881) la gallega Rosalía de Castro, ella misma hija de una tierra de emigrantes.

La globalización ha producido una intensificación de los desplazamientos de población y, con ello, grupos humanos que jamás se habían despegado de su suelo nativo, emprendieron largos caminos por tierra y por mar para asentarse en otros lugares de este mundo “ancho y ajeno”, como dijera Ciro Alegría. Las migraciones han sido y continúan siendo objeto del interés de los investigadores y, en el tiempo presente, aun de personas y colectivos sensibilizados con este fenómeno. Al escribir estas líneas desde España, no puedo soslayar el drama de todos aquellos que huyen del África y llegan ante las murallas que les pone Europa, ante las alambradas con púas que hieren aun más la desesperanza que llevó a todos esos hombres y mujeres a emigrar como única vía de salvación. Inevitable, también, pensar en los refugiados, en esas mujeres y niños desamparados que llegan de Oriente Próximo, azotado por la guerra y tantas calamidades. Están quienes logran llegar, aunque no traspasar las barreras. Y los que ya están aquí, muchas veces deambulan por el desconcierto, el rechazo, la deportación, una y otra vez… Sin olvidar a los que no están,  a aquellos que han tributado su vida a las aguas del Mediterráneo.

En este dossier, un grupo de investigadores aborda las migraciones con referencia a diferentes colectivos y espacios territoriales y desde diversas perspectivas, ofreciendo en su conjunto una rica muestra de la problemática que subyace en el fenómeno migratorio, como así también de otro proceso no menos importante, como lo es el del retorno.

Aunque distantes en el tiempo y la estricta índole del desplazamiento (aunque con parecidas vivencias, al sentir el extrañamiento del lugar de origen), en un caso el exilio y en otro la emigración, las aportaciones de Lía Noguera y María Aimaretti tienen en común el recurso a piezas teatrales para reflejar los pormenores de ambos procesos. Noguera aborda las fracturas experimentadas por dos exiliados románticos del área rioplatense en el siglo XIX, analizando las obras de Francisco Xavier de Acha y Bartolomé Mitre, mientras que Aimaretti nos aproxima a la emigración boliviana a países de su entorno y a Europa, iniciada a mediados de los años ochenta del siglo pasado. Tomando como eje la pieza de teatro La Odisea, de César Brie (fundador del Teatro de los Andes en 1991), que recrea –en un paralelismo con las peripecias de Ulises- las vicisitudes que acompañan a la emigración, la autora plantea las dificultades de la inserción-adaptación de los inmigrantes así como los conflictos de identidad y la recreación identitaria en el caso de los retornos.

La cuestión de las mujeres emigrantes es tratada por varias autoras, como muestra del interés que ha despertado la “feminización” de las migraciones. Referido al propio espacio latinoamericano, el artículo de Victoria Martínez Espínola viene a cubrir el vacío de estudios relativo a un ámbito urbano de importancia -como lo es la ciudad argentina de Mendoza-, analizando las estrategias de inserción laboral de mujeres peruanas y bolivianas mediante la combinación de fuentes cualitativas y cuantitativas. Por su parte, M. E. Acuña, C. Peñaloza, D. Vega y M. Castañeda profundizan en los relatos (discursos sobre los hijos) de inmigrantes bolivianas en Santiago de Chile para desentrañar las motivaciones del proyecto migratorio en tanto búsqueda de nuevos horizontes vitales, en la que las razones de género juegan un papel clave. Centrándose en la emigración de mujeres latinoamericanas a España, Paola Contreras Hernández realiza un repaso a la producción académica sobre la feminización de las migraciones, cuestionando a la vez la homogeneización en la caracterización de las mujeres emigrantes y planteando los efectos de la actual crisis en la vida laboral de este colectivo.

Otra aportación focaliza el caso de los latinoamericanos en España, país en el que los inmigrantes de ese origen ocupan los mayores porcentajes de población extranjera. Referido al caso ecuatoriano, el artículo de Julián Córdoba Toro expone un panorama sintético de la cuestión, incluyendo las diversas facetas relacionadas con la presencia de ciudadanos de aquel país andino a lo largo de una década (1995-2005), fechas que señalan el inicio de una presencia significativa de dicha comunidad y la consecución del pico más alto de ingresos al territorio español. El trabajo incluye datos estadísticos referidos a los flujos, composición y edad de los migrantes, así como las causas de la emigración, los lugares de residencia y nichos ocupacionales.

Dentro de la problemática de las migraciones, el tema del retorno aún no ha sido suficientemente estudiado, si comparamos con otros aspectos que han demandado una mayor atención por parte de los estudiosos. Por ello, la contribución de Adriana Jarrín Morán sobre el colectivo ecuatoriano en España viene a enriquecer los análisis de una cuestión relevante en los procesos migratorios, ya que la idea del retorno acompaña siempre al que emigra. En este trabajo, la autora estudia el retorno forzado, resultado de la política migratoria nacida en el marco de la crisis económica europea. Muy diferente al regreso voluntario de los inmigrantes regularizados a su país de origen, el retorno impuesto a los que se hallan en situación irregular e internados en centros para extranjeros, supone la ruptura drástica del proyecto migratorio además de la difícil tarea de recomponer los lazos familiares, sociales y laborales en el proceso de reinserción en el país de origen.

El tema de la migración internacional de pueblos indígenas es abordado por Pablo Mardones Charlone, en su artículo dedicado a la comunidad aymara-quechua residente en Buenos Aires. Su planteamiento se centra en la cuestión metodológica mediante la cual se ha abordado tradicionalmente el estudio del fenómeno migratorio, es decir, sobre la base del concepto de sujetos migrantes de un estado-nación a otro.

El trabajo de Rodolfo Ramírez Rodríguez analiza cuatro testimonios de inmigrantes europeos para tratar el proceso de inmigración y colonización en México durante la primera etapa de vida independiente (1825-1850), cuando en todo el contexto latinoamericano se implementaban medidas de fomento a la instalación de población del viejo continente, bajo el lema del progreso para las nacientes repúblicas. En el artículo se ofrece el panorama cultural, social, comercial y político de ese periodo histórico que enmarcó el desenvolvimiento de las colonias de inmigrantes a la vez que plantea ciertas particularidades del desarrollo local que incidirán en la evolución económica futura.

Por último, en el plano de la discusión teórica, la contribución de Arlex Martínez Artunduaga ahonda en las diferentes posturas doctrinarias en torno a las sociedades multiculturales y la demanda de autonomía de colectivos minoritarios que en ellas se desenvuelven, ofreciendo una revisión crítica de Kymlicka y Bondia, desde la cual, como sostiene el autor, cabe asumir los derechos humanos como límites-ejes del dialogo entre culturas.

Para cerrar estas líneas, cómo no recordar al recientemente fallecido Eduardo Galeano, cuando con tanto acierto nos hablaba de esos “libres caminos del agua y del aire” que recorren año a año las mariposas y las golondrinas huyendo del frío, y los salmones y las truchas buscando sus ríos, para llevarnos a la tremenda paradoja: “No son libres, en cambio, los caminos del éxodo humano”.

Sirvan pues, los estudios ofrecidos en este dossier, al importante fin no sólo de enriquecer la historiografía sobre las migraciones sino, sobre todo, para el desarrollo de sentimientos de tolerancia y solidaridad en un mundo tan necesitado de estos valores.

Beatriz Vitar.

Profesora titular de Historia de América de la Universidad de Sevilla.
Intrahistoria, oralidad y cultura en América Latina y Andalucía.

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